Estudiantes en Arizona luchando en silencio

 

Foto de Beatriz Limón. Collage de Yunuen Bonaparte para palabra

 
 

En Arizona, el legado de un sistema educativo exclusivamente en inglés, el racismo sistémico y las leyes xenófobas generan una crisis de salud mental entre los estudiantes latinos

Nota de la editora: Este reportaje es publicado en alianza con Arizona Luminaria una publicación sin fines de lucro dedicada al periodismo que se centra en las comunidades sin recursos. Este proyecto fue producido con el apoyo del programa de Education Writers Association Reporting Fellowship y una subvención de Arizona Community Foundation para informar en profundidad sobre las oportunidades y brechas de equidad educativa de los latinos.

Click here to read this story in English.

En la escuela, Zabdi Hernández fue acosada por otros estudiantes por su acento y color de piel.

Zabdi nació en Puebla, México, y emigró a Arizona cuando tenía 6 años. Recuerda que intentó encontrar su camino en el sistema escolar estadounidense, pero sintió que no encajaba por ser una niña mexicana que hablaba español.

No tenía con quién hablar de su ansiedad, miedos y tristeza. Zabdi era demasiado joven para comprender completamente que estaba creciendo en un estado que podía castigar legalmente a los niños por hablar español y que tenía algunas de las leyes de inmigración más estrictas del país.

Zabdi recuerda no haber recibido apoyo de consejeros o terapeutas escolares. Se sentía mal por ser una carga para sus padres; ya tenían mucho con qué lidiar.

Sabía que ellos se angustiarían al darse cuenta de que ella sufría en la escuela.

"Lo hice sola", dijo Zabdi. "Como era la mayor, tuve que endurecerme, no quería estresar a mis padres".

Zabdi Hernández ha luchado por conseguir una educación universitaria en Arizona pese a las leyes anti-inmigrantes del estado. En la actualidad estudia administración de empresas en Grand Canyon University. Foto de Beatriz Limón

Zabdi ahora tiene 23 años. Su voz se endurece y dice que nunca olvidará a los maestros que la colocaron en clases únicamente de inglés en la escuela primaria. Recuerda haber perdido la oportunidad de aprender sus materias favoritas.

 “Me impactó”, dijo. “A mí siempre me gustaron los números y las ciencias, aplicaba para (esas) clases, pero por mi idioma pensaban que no iba a avanzar”.

Cuando el sistema escolar de Arizona etiquetó a Zabdi como estudiante de inglés, perdió el acceso a esas clases que tenían sus compañeros en el mismo nivel, quienes no estaban obligados a recibir instrucción de inmersión lingüística.

Las políticas de segregación escolar que requieren clases exclusivamente en inglés datan de hace casi 25 años y, junto con el racismo sistémico y las leyes xenófobas, han creado marcadas barreras de salud mental para los estudiantes latinos de Arizona. Estos alumnos representan casi la mitad de la población desde preescolar hasta la preparatoria  (K-12) del estado y están en mayor riesgo de sufrir disparidades en la salud mental.

En la actualidad, Arizona se enfrenta a una crisis: ocupa el peor lugar de la nación — casi tres veces por debajo de los estándares nacionales — en garantizar que haya suficientes consejeros para atender a los estudiantes. Los expertos en educación y salud piden a los líderes estatales que actúen rápidamente, antes de que más estudiantes latinos queden desatendidos.

En 2000, los legisladores de Arizona derogaron la educación bilingüe para estudiantes como Zabdi al aprobar la Proposición 203, la ley de “solo inglés” del estado. La medida aprobada por los votantes obligó a los niños que no hablaban inglés a inscribirse en los programas para estudiantes del idioma inglés durante cuatro horas al día para aprender exclusivamente el nuevo idioma. 

Eso significa que hasta el día de hoy, los alumnos en Arizona que no hablan inglés están legalmente separados de sus compañeros y restringidos en cuanto a la variedad de materias escolares que pueden cursar.

Los legisladores de Arizona flexibilizaron esos estrictos estándares en 2019, otorgaron  a las escuelas la opción de reducir la instrucción exclusivamente en inglés a casi dos horas por día. Eso permitió a los estudiantes de inglés pasar más tiempo con sus compañeros de habla inglesa y dedicarse a otras áreas de estudio.

Aun así, trabajadores sociales, terapeutas, maestros e investigadores en educación están preocupados por la escasa investigación sobre las escuelas de Arizona que analiza el impacto mental y emocional de la segregación de estudiantes, principalmente latinos que aprenden inglés del resto del cuerpo estudiantil.

Según un informe de UnidosUS publicado en el 2020 y basado en datos del Centro Nacional para Estadísticas de Educación, más de 75.000 estudiantes en las escuelas de Arizona son aprendices de inglés, y la mayoría son hispanohablantes, un 85% se identifican como latinos. Foto de Beatriz Limón

Hay más de 75.000 estudiantes en las escuelas de Arizona que aprenden inglés. La mayoría de ellos habla español como primer idioma y se estima que el 85% son latinos, según un informe de UnidosUS de 2020 que analiza datos del Centro Nacional de Estadísticas Educativas. UnidosUS es la organización latina de defensa y derechos civiles más grande del país.

Entre el grupo de estudiantes de Arizona en 2019 que se graduaron en cuatro años, los estudiantes de inglés se graduaron a una tasa del 57%, mientras que los latinos que no son estudiantes de inglés se graduaron a una tasa del 76% y, los estudiantes blancos se graduaron a una tasa del 84%, según datos del Departamento de Educación de Arizona para el año escolar 2019-2020. (Ese fue el último año antes de la pandemia, que, según advierten los expertos en educación, ha arrojado resultados menos confiables en el análisis de datos escolares).

En los últimos años, algunos jóvenes latinos en Arizona y en todo el país también han enfrentado temores de que un familiar o un ser querido sean deportados bajo las estrictas políticas de inmigración.

Esos temores tienen consecuencias potenciales para la salud mental de los estudiantes, su participación escolar, sus oportunidades académicas y sus futuros resultados profesionales, según el informe de 2020 del Migration Policy InstituteImmigration Enforcement and the Mental Health of Latino High School Students(La aplicación de las leyes de inmigración y la salud mental de los estudiantes latinos de secundaria).

El documento dice que sentirán los efectos de ese temor una quinta parte de jóvenes latinos (estudiantes) de 12 a 17 años que viven con familias de estatus mixto, donde al menos uno de los padres es inmigrante no autorizado o ellos mismos carecen de estatus legal.


‘No es cierto que los niños y adolescentes latinos tengan un desorden; más bien enfrentan mucha más adversidad emocional y psicosocial en comparación con los estudiantes blancos’.


Armando Piña, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad Estatal de Arizona y especializado en salud mental de niños y adolescentes, dice que hay más estudiantes latinos que experimentan niveles altos de ansiedad, depresión y problemas relacionados con el estrés, en comparación con sus compañeros blancos.

“Estos problemas resultan de mayores niveles de desigualdades, discriminación sutil y evidente, micro agresiones y estresores inapropiados para el desarrollo”, dijo.

Piña cree que si Arizona realmente quiere que los estudiantes inmigrantes latinos tengan éxito, los líderes estatales deben hacer una inversión significativa en recursos de salud mental en las escuelas y apoyo para que jóvenes latinos que quieren superarse y ser exitosos lo logren a pesar de la desigualdad sistémica.

“El sistema educativo debe apoyar a los estudiantes Lx (Latinx) incorporando estándares y planes de estudio responsables, brindando acceso a servicios académicos, de salud e interpersonales bilingües y biculturales en un clima escolar de apoyo que valore la diversidad y la pertenencia”, dijo el profesor, quien dirige el programa Courage Lab en ASU.

Los estudiantes latinos muestran niveles más elevados de ansiedad, depresión y estrés en comparación con sus homólogos blancos, producto de igualdades aguzadas, microagresiones y causas de estrés inapropiadas para la edad. Foto de Beatriz Limón

Mayor adversidad emocional y social

Los estudiantes inmigrantes latinos en Arizona son susceptibles a múltiples y complejos traumas, de acuerdo con Piña.

“Violencia comunitaria en su país de origen, brutalidad en sus trayectorias migratorias, separación de familiares y amigos, así como una hostilidad significativa en el país receptor”, enumeró. “Agregue a la lista las preocupaciones sobre la deportación de los padres o cuidadores, el desafío de aprender un nuevo idioma y el aislamiento social”.

Si bien estos factores estresantes de salud mental pueden contribuir a los desafíos de integración académica y social, Piña enfatizó que es fundamental no estigmatizar ni estereotipar a los estudiantes latinos que enfrentan estos retos sin ser culpables.

En cambio, aboga por un mejor apoyo de salud mental y recursos relacionados en la escuela para los jóvenes latinos que buscan formas de prosperar y tener éxito, a pesar de las desigualdades sistémicas.

“No es cierto que los niños y adolescentes latinos tengan un desorden; más bien enfrentan mucha más adversidad emocional y psicosocial en comparación con los estudiantes blancos”, dijo Piña.

Un estudio de 2014 realizado por investigadores de la Universidad de Arizona y la Universidad Argosy, publicado en el Journal of Multilingual Education Research, incluyó entrevistas con 10 niños que aprendían inglés en una primaria de Arizona, en la que el 60% y el 70% de los estudiantes estaba en programas de inmersión “solo inglés”, así como entrevistas con 18 de sus padres.

Los padres informaron que sus hijos sollozaban cuando tenían que ir a la escuela. Según el estudio, ese fue solo uno de los “síntomas de maltrato” de una letanía que exhibieron los estudiantes que participaron en los programas de inmersión en inglés.

Otros síntomas incluyeron: preocupación excesiva y cambios en el desempeño escolar; “miedo verbalizado de que el maestro lastime a los niños”, pesadillas y/o alteraciones del sueño; cambio de autopercepción positiva a negativa; llanto excesivo y otros síntomas de depresión; dolores de cabeza; dolores de estómago; disminución del funcionamiento en situaciones sociales; evitación de la escuela; y comportamiento de abstinencia.

Un niño con depresión, identificado en el estudio como “CST” para proteger su identidad, dijo en español: "...la maestra me hablaba en la cara. No entendí nada y comencé a llorar".

‘Todavía me duele’

Los ojos de Zabdi se entristecen al imaginar lo que le depararía el futuro si hubiera tenido la oportunidad de tomar las mismas clases que sus compañeros de escuela de habla inglesa.

“Todavía me duele”, dijo, tratando de mantener una sonrisa que se desvanece.

Zabdi Hernández en el capitolio estatal de Arizona en Phoenix, en febrero 2024, durante el “Dia de la Educación” organizado por Aliento. Foto de Beatriz Limón

Ella intenta enmarcar sus experiencias de manera que se sienta orgullosa de cómo aprendió a enfrentar lo peor que una niña o un niño puede imaginar.

“Ayudé a mis padres con (la traducción de) documentos y ahora ayudo a otros estudiantes”, dijo.

Aun así, ahora sabe que ningún niño debería pasar por lo que ella pasó en el sistema escolar de Arizona.

Aunque era solo una niña, Zabdi dijo que también tuvo que aprender a defenderse como inmigrante mexicana y a proteger a su comunidad de inmigrantes latinos. Toda su comunidad sufrió cuando la Legislatura de Arizona, controlada por los republicanos, aprobó el Proyecto de Ley Senatorial 1070 en 2010. Tenían miedo de ser deportados, dijo.

Conocida como la ley "muéstrame tus papeles", la SB1070 fue considerada la política más estricta del país que criminaliza a los inmigrantes, incluidas las disposiciones que permitían a las autoridades estatales, durante paradas de tráfico de rutina, interrogar a cualquier persona bajo sospecha de no tener documentos legales, generando preocupaciones sobre la discriminación racial contra los latinos, independientemente de su ciudadanía. 

Zabdi vivió con miedo hacia esa ley cuando era niña. Catorce años después esos temores arraigados a una edad tan temprana permanecen con ella. 

"Todavía estoy traumatizada", dijo. “Siempre le pido a Dios que un policía no me detenga”.

Hoy, Zabdi estudia administración de empresas en la Universidad del Gran Cañón (GCU, por sus siglas en inglés) gracias a una Future Fellowship, una beca de Aliento que permite a los estudiantes desarrollar sus habilidades de liderazgo. Aliento es una organización sin fines de lucro dirigida por jóvenes que aboga por los derechos de las familias sin documentos. 

Zabdi tuvo que elegir una carrera que no requiriera una licencia estatal para ejercer, ya que las leyes actuales de Arizona no permiten que los inmigrantes indocumentados obtengan dichas certificaciones. Todavía está luchando por un estatus legal.

Aun así, puede estudiar matemáticas y cualquier otra materia que desee. Pero eso significa que su sueño de convertirse en enfermera o ingeniera informática está fuera de su alcance... Por ahora.

A Zabdi le preocupan los niños latinos de habla hispana que hasta el día de hoy todavía se ven obligados a asistir a clases solo en inglés.

Comparte su trauma.

Le ayuda saber que está trabajando para cambiar las políticas escolares de Arizona que la perjudicaron como estudiante y que todavía perjudican a los niños inmigrantes latinos, dijo.

En cierto modo, el rechazo político contra los inmigrantes en Arizona no ha cambiado mucho desde la época en que ella creció. El principal funcionario de educación de Arizona, el superintendente republicano Tom Horne, está en el centro de una batalla legal contra cualquier escuela que no utilice programas estructurados de inmersión en inglés para estudiantes que no dominan este idioma. 

En una demanda de 2023, Horne argumentó que algunas escuelas públicas estatales utilizan programas de lenguaje dual en violación de la Proposición 203 de Arizona, la ley de “solo inglés”. Esas escuelas han respondido, que una ley de 2019 allanó el camino para cierto margen de maniobra en los programas para educar a los estudiantes que aprenden inglés.

La jueza del Tribunal Superior del condado de Maricopa, Katherine Cooper, desestimó la demanda en marzo y dictaminó que Horne, en su papel de superintendente de instrucción pública de Arizona, no tiene legitimación activa para demandar ni el cargo tiene autoridad sobre los modelos de enseñanza aprobados y supervisados por la Junta de Educación del Estado.

Tras la opinión del tribunal, Horne prometió continuar su lucha en una declaración del Departamento de Educación de Arizona.

Menos de dos semanas después del fallo de Cooper, Horne respaldó una nueva demanda presentada por su esposa, Carmen Chenal Horne, en nombre del padre de un estudiante de la ciudad de Scottsdale, en contra de una escuela primaria de Phoenix que utilizaba un programa de lenguaje dual.

Zabdi Hernández con otras estudiantes latinas durante un taller en el “Día de la Educación”. Foto cortesía de Aliento

Piña, el profesor de psicología de ASU, dijo que Arizona no solo está reprobando a los estudiantes, sino que las comunidades y la economía del estado están perdiendo; mientras que otros estados están progresando debido a los programas de educación bilingüe.

"En Florida, hay más de 100 programas diferentes de educación bilingüe, repartidos por todo el estado", comparó. "Florida ocupa el tercer lugar en la nación en términos de tamaño de población de ELL (estudiante del inglés como segundo idioma). Debido a que las fortalezas y desafíos académicos, sociales y emocionales están estrechamente interrelacionados. Cerrar brechas requiere esfuerzos interdisciplinarios concertados. Corresponde a los formuladores de políticas abordar los complejos desafíos que enfrentan los niños latinos y adolescentes en Arizona porque beneficia a todos".

Piña dijo que Arizona podría aprender de otros estados que invierten en educación, incluidos los programas multilingües y multiculturales.

"Es cierto que Arizona sufre una escasez de recursos escolares a menudo atribuida a restricciones presupuestarias, financiación inadecuada para los servicios de salud mental y una falta de priorización educativa. Además, los profesionales bilingües y biculturales son escasos", señaló. "Sin embargo, también es cierto que otras comunidades están prosperando en esta zona".

Añadió que la población de estudiantes de inglés de Florida representa "una amplia gama de orígenes lingüísticos y habla más de 243 idiomas diferentes".

"Considere el hecho de que la mayoría de los niños Lx (Latinxs) están equipados para traducir y retro traducir — en sus cabezas — de manera efectiva y eficiente", dijo. "¿Cómo podría ese regalo escolar impactar positivamente el crecimiento económico en Arizona a través de las relaciones internacionales?".

Los líderes de Arizona están subestimando el potencial y la brillantez de los miles de estudiantes latinos bilingües del estado, enfatizó.

Educadores comprometidos con el dolor de los estudiantes latinos

En 2008, cuando el sheriff del condado de Maricopa, Joe Arpaio, llevaba a cabo sus redadas de inmigración en comunidades predominantemente de inmigrantes latinos, Silvia Rodríguez Vega era una estudiante universitaria de 19 años de la Universidad Estatal de Arizona, con especialización en ciencias políticas, estudios transfronterizos chicanos y latinos.

En el centro comunitario donde impartía una clase de arte para jóvenes, Rodríguez Vega comenzó a planificar un mural con sus estudiantes, muchos de los cuales eran inmigrantes latinos o hijos de inmigrantes en las escuelas de Phoenix.

Ella vio en las experiencias de sus estudiantes el miedo más profundo y los estragos emocionales de la deportación y la separación familiar.

Silvia Rodríguez Vega, autora de "Drawing Deportation” (Dibujando la deportación), en la Universidad de California Santa Barbara. Foto de Julie Leopo para palabra

“En ese momento, no había una sola persona en la escuela que pudiera ayudar a estos jóvenes”, dijo Rodríguez Vega, ahora profesora del Departamento de Estudios Chicanos y Chicanas de la Universidad de California, Santa Bárbara.

Su investigación se centra en el arte y la expresión creativa para explorar cómo las políticas antiinmigrantes afectan las vidas de los niños inmigrantes.

El proyecto artístico del mural se transformaría en un esfuerzo de 10 años para ayudar a los estudiantes inmigrantes latinos a expresar y manejar su salud mental mediante la terapia del arte.

“Esos niños no reciben las ayudas que les corresponden, los padres tienen miedo, algunos sin documentos, sin entender el idioma (inglés)”, dijo la académica.

De 2008 a 2018, Rodríguez Vega pidió a estudiantes de Arizona y California que vivían bajo políticas antiinmigrantes, que documentaran sus sentimientos en dibujos. Publicó los resultados en su libro, en 2023, “Drawing Deportation: Art and Resistance among Immigrant Children” (Dibujando la deportación: Arte y Resistencia entre los Niños Inmigrantes).

Cientos de imágenes expresaron el dolor de los niños latinos que sufren en silencio.

Un dibujo de uno de los muchos niños inmigrantes que participaron en la clase de arte juvenil impartida por Rodríguez Vega. Foto de Julie Leopo para palabra

En el informe de 2019 “Words hurt: Political rhetoric, emotions/affect, and psychological well-being among Mexican-origin youth” (Las palabras duelen: retórica política, emociones/afecto y bienestar psicológico entre jóvenes de origen mexicano), investigadores de la Universidad de California en Irvine examinaron “el efecto de la retórica política en los objetivos de esa retórica”.

El estudio realizado entre 2016 y 2017 analizó a 280 jóvenes de ascendencia mexicana que tenían al menos un antepasado nacido en México y jóvenes que nacieron en México.

Los hallazgos sugieren que “la retórica política es importante para los destinatarios de esa retórica”. Además, los jóvenes latinos que experimentan odio pueden comenzar a cuestionar “su pertenencia y legitimidad como miembros con pleno derecho de la sociedad”.

Las desigualdades que pueden generar disparidades educativas y de salud mental para los niños latinos, incluso aquellos que son ciudadanos, pueden comenzar desde el preescolar.

“Los niños ciudadanos no tienen acceso a oportunidades de aprendizaje (cuidados infantiles de alta calidad, educación preescolar, por ejemplo) porque sus padres viven bajo el radar y tienen menos información sobre dichos programas”, dijo Hirokazu Yoshikawa en una entrevista con la Fundación Russell sobre su libro de 2011, “Immigrants Raising Citizens”.  “Y también son más reacios a gestionar el papeleo necesario para los programas”, añadió. 

El libro de Yoshikawa, profesor de la Escuela Steinhardt de Cultura, Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Nueva York (NYU Steinhardt) y codirector del Centro Global TIES para Niños de la Universidad de Nueva York, se centró en un estudio de tres años con 380 infantes de familias mexicanas, dominicanas, chinas y afroamericanas.

Si es una comunidad con recursos económicos, las escuelas “van a tener orientadores, psicólogos, terapias, arte, deportes, cosas que los niños de las comunidades pobres no tienen”, dijo Rodríguez Vega.

“La falta de recursos, la falta de personas que les importan esos estudiantes es algo intencional”, puntualizó sobre las disparidades en las escuelas de Arizona. “Si valoraran a todos los niños pusieran esos recursos en escuelas donde más se necesitan”.

La autora Silvia Rodríguez Vega muestra una página de su libro "Drawing Deportation” (Dibujando la deportación), que incluye dibujos creados por estudiantes inmigrantes. Foto de Julie Leopo para palabra

Un refugio emocional para estudiantes latinos

Las paredes de la oficina de Jaxinta Shaffer están decoradas con imágenes de aguas que fluyen serenas por un bosque esmeralda, como si se tratara de un oasis de calma en el entorno escolar.

En el centro de la habitación, un cómodo sillón con suaves cojines invita a los estudiantes a relajarse y compartir sus preocupaciones. Desde libros hasta juguetes sensoriales, Jaxinta ha llenado la sala con objetos que crean un espacio seguro donde sus alumnos pueden sentirse libres de expresarse.

Este es el mundo de un trabajador social y consejero escolar en Arizona. En medio del azul real de las paredes de la escuela secundaria Carl Hayden, ha creado un refugio.

Aquí, sus estudiantes, muchos de los cuales son inmigrantes latinos o hijos de inmigrantes latinos, encuentran consuelo.

“Me gusta mucho hacer ‘play therapy’ (terapia a través del juego)”, dijo Jaxinta. Ella es una de las pocas trabajadoras sociales latinas de habla hispana en el Distrito Escolar Secundaria Phoenix Union, agregó.

Jaxinta Shaffer, trabajadora social y consejera escolar en Hayden High School en Phoenix, Arizona. Foto de Beatriz Limón

Jaxinta sonríe. Su personalidad no es diferente a la de su oficina. Sus raíces mexicanas se destacan en sus historias, decoración y los coloridos accesorios que elige con estilo como armadura.

Jaxinta comprende los desafíos de sus estudiantes en Carl Hayden, donde el 94% de los estudiantes son latinos. Esta es una de las 24 escuelas secundarias con un total de más de 28.000 estudiantes, ubicada en el Distrito Escolar Secundaria Phoenix Union.

  • El ingreso familiar medio de padres con hijos en el distrito escolar público es de $56.884.

  • El 25% de estas familias viven con ingresos por debajo del nivel de pobreza y el 30,6% son elegibles para programas de asistencia alimentaria del gobierno.

  • El 49,1% es propietario de su vivienda y el 10,4% tiene una licenciatura o superior, según datos de 2017-21 del Centro Nacional de Estadísticas Educativas.

  • Las familias latinas representan el 59% de las comunidades circundantes del distrito, en comparación con el 25% de las familias blancas.

En contraste, en el Distrito Escolar Unificado de Scottsdale, que incluye 30 escuelas y 22.000 estudiantes de K-12:

  • El ingreso familiar medio de padres con hijos en ese distrito escolar público es de $141.994.

  • El 7,9% de estas familias vive con ingresos por debajo del nivel de pobreza y el 5,8% son elegibles para programas de asistencia alimentaria del gobierno.

  • El 71% es propietario de su vivienda y el 65,8% tiene título de licenciatura o superior.

  • Las familias latinas representan el 11% de las comunidades circundantes del distrito, en comparación con el 78% de las familias blancas.

Jaxinta ve que sus estudiantes latinos enfrentan desigualdades de ingresos y oportunidades, desafíos que la mayoría de los estudiantes de los distritos escolares más prósperos de Arizona a menudo no encaran. 

Las escuelas en comunidades de bajos ingresos luchan por los recursos, dijo. Muchos "padres tienen dos o tres trabajos" y todavía se esfuerzan por mantener a sus familias, añadió.

La trabajadora social  habla sobre los miedos y desafíos que enfrentan sus estudiantes inmigrantes latinos.

“Para darles un ejemplo, hoy un estudiante me dijo que su padre había sido deportado”, contó. “Otro estudiante me dijo hoy que su casa se había quemado”.

Los ojos negros de Jaxinta parecen oscurecerse, como si una sombra los atravesara.

Hace una comparación.

“No puedo imaginar que esto lo escuche una trabajadora en el distrito escolar de Scottsdale. Es fuerte y los estudiantes tienen que actuar como un día cotidiano”, dijo.

La mirada de Jaxinta se centra en la pared, donde permanece fija la imagen del arroyo.

Estudiantes sin consejeros o terapeutas

Jaxinta no era diferente de sus alumnos. Emigró a Arizona desde México cuando era niña y experimentó los mismos miedos y desigualdades.

"Fui a unas 15 escuelas", dijo. Una vez asistió a una escuela durante sólo tres días.

Su experiencia como migrante, los desafíos y la falta de apoyo de salud emocional la impulsaron a convertirse en trabajadora social clínica y a servir como miembro de la junta de la Asociación de Trabajo Social Escolar de Arizona.

Mientras se preocupa por sus jóvenes en crisis, encuentra momentos de optimismo. Dice que su familia se burla de ella por buscar el lado positivo, pero siente que tiene que seguir pensando de esa manera para no darse por vencida.

Jaxinta Shaffer con algunos de los objetos decorativos que ha usado para adornar su oficina con el fin de que sea acogedora para los estudiantes. Foto de Beatriz Limón

Arizona se ubica casi al final en apoyo a los jóvenes con atención de salud mental adecuada, es el número 49 de 50 estados y el Distrito de Columbia, según el informe de Mental Health America de 2022.

Los estudiantes del estado tienen una mayor prevalencia de enfermedades mentales y tasas más bajas de acceso a la atención. De los jóvenes de Arizona que experimentaron un episodio depresivo mayor, el 70% (67.000) no recibió  ningún tratamiento de salud mental. Ese es uno de los peores estándares de atención para los jóvenes en los Estados Unidos y muy por encima del promedio nacional, que es del 60% ( 2.173.000 niños).

Además, el análisis de la proporción de estudiantes por consejero escolar de 2022-2023, realizado por la Asociación Estadounidense de Consejeros Escolares, clasificó a Arizona como el peor estado del país por tener la menor cantidad de consejeros escolares: había 1.698 para 1.132.223 estudiantes, o aproximadamente 1 consejero para cada 667 estudiantes. Eso es casi tres veces menos que la proporción recomendada por la asociación: al menos un consejero por cada 250 estudiantes.

Jaxinta — dijo — es una de las dos únicas trabajadoras sociales de Carl Hayden. Ambas son bilingües. En un solo día puede ver hasta 10 estudiantes. Las citas comienzan a las 7:30 a. m. y puede atender a los estudiantes hasta las 5:30 p.m.

"No es terapia, sino servicios de crisis inmediatos", explicó. “El dolor de perder su casa en un incendio no desaparecerá, pero les ayudo a adaptarse a los cambios”.

Para Jaxinta, ser latina e inmigrante en el sistema educativo de Arizona le brinda empatía y conocimientos. También, puede resultar abrumador.

"No tengo el poder de cambiar las leyes", dijo.

Y se pregunta: tal vez, si el padre de mi estudiante no hubiera sido deportado, ¿cómo hubieran sido las cosas hoy?

Por los pasillos de Carl Hayden, cientos de inmigrantes mexicanos como Jaxinta caminan hacia su próxima clase en el campus.

Ella quiere que otros entiendan que la forma en que los arizonenses eligen apoyar a los niños inmigrantes latinos hoy, y cómo las escuelas están priorizando los recursos para ayudar a estos estudiantes a manejar el trauma y su salud mental hoy, afectará el futuro de Arizona mañana.

Este es el colorido sillón en la oficina de Jaxinta Shaffer que invita a los estudiantes a que se relajen y compartan sus preocupaciones. Foto de Beatriz Limón

"Todos estos estudiantes serán adultos, con sus propios hijos, sus propias familias", dijo Jaxinta.

Un día de febrero, mientras el sol del desierto brillaba a través de un cielo tapizado de nubes, Zabdi está parada frente al edificio del Capitolio del Estado de Arizona. La joven de 23 años es una entre aproximadamente 150 estudiantes que se organizaron y prepararon para reunirse con legisladores estatales como parte del Día de la Educación de Aliento.

Recorrieron los pasillos donde se elaboran las leyes y defendieron la necesidad de invertir en más becas universitarias para estudiantes indocumentados. Para que inmigrantes indocumentados sigan carreras que requieran una licencia ocupacional estatal. Por derogar la ley de “solo inglés” en Arizona y regresar a un sistema educativo bilingüe sólido, así como por aumentar la financiación para los servicios de salud mental.

Zabdi se acomoda su saco negro y mira hacia la estatua del ángel de la “Victoria Alada”, que se alza estridente sobre la cúpula de cobre del Capitolio de Arizona desde 1901.

Ya no se enfrenta a todo sola; ha encontrado una comunidad.

Quizá algún día pueda ir a la escuela de enfermería, como soñaba cuando era niña. Por ahora, Zabdi se concentra en terminar la universidad y en cambiar las leyes de Arizona.


Suscríbete al boletín de noticias de palabra.

Beatriz Limón es una periodista independiente con una extensa experiencia en el campo de las comunicaciones. Durante su carrera se ha desempeñado como corresponsal en Arizona y Nuevo México para la agencia internacional de noticias EFE, así como para The Arizona Republic, donde contribuyó con la publicación latina La Voz. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Baja California y cuenta con una maestría en Historia. Ha sido reportera y editora en diversos periódicos mexicanos. Ha recibido becas de la Solutions Journalism Network y ha contribuido con reportajes para el Labor Cohorte de SJN. Actualmente, es becaria de la Education Writers Association con una serie de reportajes sobre el tema: “La preocupante situación de la salud mental de los estudiantes latinos en Arizona”. Además de su labor periodística, es una fotógrafa profesional destacada y columnista del periódico El Imparcial. Asimismo, colabora activamente en medios como Arizona Luminaria, palabra y Conecta Arizona. @BetyLimon16

Otros reportajes de Beatriz Limón en palabra: “El largo viaje de Carlos Guerrero”Children Drawing Deportation, Dibujar la Deportación, Seen. Heard., Vista y escuchada, The Mexican Option

Dianna Náñez es editora ejecutiva y cofundadora de Arizona Luminaria, una sala de redacción sin fines de lucro que ofrece periodismo local en profundidad para personas que desean información detallada que ilumine el camino para que puedan tomar acción. Es una periodista de investigación y escritora narrativa cuya historia sobre las comunidades indígenas y de las tierras fronterizas formó parte de la cobertura del equipo del USA TODAY Network que ganó el Premio Pulitzer 2018 en la categoría de periodismo explicativo. Antes de lanzar una sala de redacción que pone a las personas por delante de las ganancias, Náñez trabajó durante 15 años en The Arizona Republic. Además de reportar y editar, se desempeñó como entrenadora de narración en vivo, lideró comités de diversidad/equidad y ayudó a fundar el grupo de recursos para empleados latinos de Gannett. Náñez ha recibido premios por reportajes sobre gobierno, problemas sociales y seguridad pública, y formó parte del equipo que ganó el Premio Goldsmith por Reportajes de Investigación en 2020. Es mentora y ha sido miembro de la junta directiva de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ, por sus siglas en inglés) se graduó del Instituto de Líderes Emergentes de ASNE y enseñó ética y diversidad periodística en la Escuela Cronkite de Periodismo de la ASU. @diannananez

 
Españolpalabra.