Darle vuelta a la página

 

Alumnos en Oakland, California, practican la lectura entre pares, que consiste en aislarse del resto del grupo y leerse en voz alta mutuamente por turnos para practicar la fonética. Foto cortesía de Emily Hanford/APM Reports

 

Educadores, padres de familia y funcionarios responsables de formular políticas públicas intentan llegar a un entendimiento de lo que necesitan los niños para convertirse en buenos lectores. ¿Cuál es el impacto en los estudiantes de inglés como segundo idioma en las aulas a lo largo de Estados Unidos?

Nota de la editora: El pódcast “Sold a Story” está disponible en inglés y en una versión más corta en español. Valeria Fernández, la directora editorial de palabra, es la conductora de la versión en español.

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Desde inicios de la década de los noventa hasta hace poco, muchas escuelas en Estados Unidos practicaron un método de enseñanza de lectura conocido como alfabetización equilibrada. A menudo, la metodología implicaba que los estudiantes adivinaran o averiguaran el significado de las palabras con base en el contexto y las ilustraciones, en lugar de identificar las letras y pronunciar las palabras. Sin embargo, en los últimos años la efectividad de la alfabetización equilibrada ha sido cuestionada por algunos educadores, investigadores y padres de familia. Ellos aducen que el enfoque indirecto podría no ser la mejor forma de enseñanza para los niños, especialmente para los que tienen dificultades de aprendizaje o están aprendiendo inglés.   

Hoy en día, esa práctica está cambiando rápidamente y dando un giro para pasar de la alfabetización equilibrada a un enfoque conocido como la ciencia de la lectura.

Basada en un gran número de investigaciones científicas —incluidos los descubrimientos de la neurociencia sobre cómo funciona el cerebro cuando procesa la palabra escrita—, la ciencia de la lectura utiliza la conciencia fonémica y enfatiza la enseñanza de los sonidos que representan las letras o los grupos de letras. Este método también emplea estrategias de decodificación de palabras. 

En 2022, American Public Media, una compañía que produce programas de radio en Estados Unidos, estrenó un pódcast titulado “Sold a Story” (Una historia vendida) en el que analiza críticamente el plan de estudio de la alfabetización equilibrada, así como a los educadores y casas editoriales que apoyaban ese sistema. 

Hoy por hoy, docenas de estados se han apartado del plan de estudio de la alfabetización equilibrada y lo han reemplazado con métodos más directos y explícitos. Aún así, el método de la ciencia de la lectura no ha sido adoptado universalmente. Según el Consejo Nacional sobre la Calidad de los Maestros (National Council on Teacher Quality), algunos estados carecen de las políticas firmes para incorporar eficazmente este nuevo enfoque en sus salones de clases. 

“Sold a Story” sacó a la luz estadísticas preocupantes sobre las tasas de alfabetismo entre los niños de Estados Unidos. El pódcast expuso que, de acuerdo con cifras publicadas en 2022, la mitad de los niños latinos en cuarto grado de primaria no superaba los niveles básicos de lectura. Un bajo nivel de lectura puede repercutir negativamente en la vida de un niño o una niña más allá del aula.

La dificultad en la lectura está ligada a otras dificultades con otras materias escolares, con problemas emocionales y de comportamiento, con tasas de deserción escolar, e incluso, con (la posibilidad de) roces con el poder judicial en el futuro.

En medio de un panorama cambiante en el país, ¿qué pueden hacer los padres —especialmente los de familias de habla hispana y latinas— para que sus hijos reciban una enseñanza de lectura de alta calidad?  

palabra conversó con Emily Hanford, la periodista que produjo “Sold a Story” para hablar acerca de lo que ella cree que significan sus hallazgos para todos los estudiantes, incluidos los estudiantes del idioma inglés.

La entrevista ha sido editada para fines de brevedad, claridad y legibilidad.

 

Emily Hanford, productora del pódcast “Sold a Story”, producido por American Public Media. Foto cortesía de Emily Hanford

 

palabra: Usted produjo un pódcast sobre los problemas que algunos educadores tenían —y siguen teniendo— con la metodología de alfabetización equilibrada. ¿Cómo se dio cuenta del problema?

Hanford: Comenzó con un interés en la dislexia. Algunos estudiantes que conocí… uno en particular, me compartió que tenía dislexia. Yo desconocía detalles de la alteración y comencé a averiguar si algunos estudiantes que experimentaban dificultades con la lectura básica a nivel universitario habían tenido discapacidades de aprendizaje desde niños; si nunca habían sido identificadas o si no habían recibido la ayuda necesaria.  

(Me di cuenta) que esto se trataba de algo mucho más amplio que la dislexia. Se trataba de que muchos niños no estaban recibiendo la instrucción que necesitaban. Empecé a conocer un nutrido número de investigaciones sobre lo que la gente se refiere ahora como la “ciencia de la lectura”.

Entre los aspectos destacables está el hecho de que leer no es algo que nuestros cerebros puedan hacer naturalmente. Como seres humanos, hemos estado hablando los unos con los otros, y perfeccionando esa habilidad, por mucho, mucho tiempo. Pero no hace mucho que leemos y escribimos, comenzamos a hacerlo hace apenas unos 5.000 años.  

Cuando nacemos, venimos al mundo con cerebros que están, se puede decir, listos para adquirir el lenguaje hablado, no así para la lectura. Estar rodeados de libros no es suficiente para que la mayoría de las personas lean. La investigación científica indica que se necesita instrucción específica. Algunas personas necesitamos muy poca, otras necesitamos más, y no tiene nada que ver con la inteligencia.

 

Los niños de un jardín de niños en Bethlehem, Pensilvania, practican la lectura. El distrito invirtió en la capacitación de todos sus maestros y directores de primaria para que utilizaran la "ciencia de la lectura" en la instrucción de los pequeños. Foto cortesía de Emily Hanford/APM Reports

 

palabra: Los estudiantes que mencionó anteriormente, los que tenían dificultades con la lectura, ¿provenían de entornos socioeconómicos más bajos o el problema sobrepasa líneas étnicas y socioeconómicas?

Hanford: Creo que sí atraviesa barreras socioeconómicas, pero como sucede en todos los aspectos de la educación, existen fuertes correlaciones entre los ingresos de la familia, el trasfondo educacional y la agilidad para aprender. Algunos alumnos tuvieron todas las ventajas y (aún así) para ellos era muy difícil leer. Eso es porque tenían todo, menos la instrucción óptima para descifrar cómo se leen las palabras.     

palabra: ¿Nos puede ayudar a entender qué es la alfabetización equilibrada?

Hanford:  La alfabetización equilibrada surgió como una especie de tregua en las guerras de lectura de la década de los noventa, cuando la gente debatía mucho sobre fonética. Durante un tiempo realmente hubo oposición a la fonética. Había un método de enseñanza llamado “lenguaje completo”, según el cual no se le enseña al niño cómo leer las palabras, sino que (simplemente) lo sumerges en los libros con la creencia de que por medio de ese proceso aprenderá a leer.

Luego surge la alfabetización equilibrada, como una especie de acuerdo para que (además de la sumersión) enseñes un poco de fonética también. Aún así, la alfabetización equilibrada retuvo la idea prevaleciente en el método del “lenguaje completo”: que no tienes que enseñarles a los niños cómo leer palabras, que ellos pueden descubrir la forma si les enseñas estas otras estrategias. 

El problema es que cuando le enseñas a niños pequeños  —que están comenzando a leer— que pueden utilizar muchas estrategias para descifrar las palabras, es decir, que no tienen que ponerle atención a las palabras, ni pronunciarlas, realmente les estás enseñando los hábitos de un lector con dificultades.

Las personas que nunca aprenden a leer muy bien observan con frecuencia la primera letra, piensan en una palabra que tiene sentido, captan un poco de la esencia del texto, se saltan bastantes palabras, porque no las entienden, y utilizan el contexto para tratar de comprender.    

palabra: Según su investigación, ¿el método de alfabetización equilibrada le dificulta el aprendizaje de la lectura a todos los niños o principalmente a quienes tienen dislexia y desafíos cognitivos, y a los estudiantes que están aprendiendo inglés?

Hanford: No, creo que el método dificulta el aprendizaje de la lectura a muchos niños. Algunos maestros me han dicho que es más difícil para todos. Ciertos niños pueden persistir (a pesar de las dificultades). Para algunos no importa realmente cómo les enseñes, de cualquier manera serán buenos lectores —conseguir estadísticas al respecto es complicado—. Algunos de nosotros aprenderemos a leer bien, independientemente de cómo nos enseñen, pero para otros, entre el 40 % y el 65 % de nosotros, la instrucción realmente importa.

palabra: ¿Qué ha aprendido específicamente sobre el impacto que la alfabetización equilibrada pudo haber tenido en algunos estudiantes de inglés? 

Hanford: Los niños que todavía están aprendiendo a hablar y entender inglés tienen necesidades grandes en la escuela. Todavía necesitan bastante ayuda y lecciones específicas para aprender el idioma: cómo hablarlo y cómo entenderlo. Realmente necesitan aprender el alfabeto en inglés  —las combinaciones complicadas que se pueden hacer con las letras en inglés y sus sonidos, que son muy diferentes a las combinaciones y sonidos en español—. En el español, hay una relación transparente entre las letras y los sonidos. Una buena enseñanza directa y explícita del vocabulario y el desarrollo del lenguaje es fundamental. La alfabetización equilibrada no lo estaba logrando. 

Debemos pensar en maneras que garanticen llegar a todos los niños y hacerlo con eficacia. Debemos buscar que los niños se nivelen con prontitud. Contamos con múltiples investigaciones que muestran que esto se logra con la instrucción explícita y directa. De tal manera que creo que la debilidad de la alfabetización equilibrada no solo era la insuficiente lectura de palabras, sino también la falla en reconocer la importancia de la instrucción directa en muchas áreas, incluida la comprensión del lenguaje.

 

Maestros de Bethlehem, Pensilvania, utilizan un plan de estudios que combina lecciones de fonética para toda la clase, dirigidas por ellos mismos, con prácticas en grupos pequeños. Foto cortesía de Emily Hanford/APM Reports

 

palabra: En su pódcast menciona que, a través de su investigación, encontró que un tercio de los estudiantes leían por debajo del nivel básico. ¿Era esto más frecuente en los distritos escolares urbanos?

Hanford: Según datos recientes, alrededor del 37 % de todos los estudiantes de cuarto grado tienen dificultades para leer a un nivel básico. En cuanto a los alumnos hispanos de cuarto grado, aproximadamente el 50 % leen por debajo del nivel básico. Esto es más un problema en distritos urbanos de bajos ingresos, pero no deja de serlo (en áreas) que la gente llama de muy alto rendimiento. (El problema) se disimula porque muchos niños cuando tienen dificultades reciben tutoría y apoyo adicional fuera de la escuela.

palabra: Algunos educadores de distritos escolares urbanos podrían argumentar que los bajos puntajes de lectura en esas áreas, con altas concentraciones de familias de bajos ingresos, han sido constantes durante años, y por lo tanto no pueden atribuirse a ninguna metodología de lectura en particular. Según su investigación, ¿hay alguna validez en ese argumento? 

Hanford: Lo que sabemos es que la instrucción puede ser poderosa. A los niños se les pueden enseñar cosas y pueden aprenderlas bastante bien, si se les instruye bien. Lo que no hemos hecho en 50 años es extraer las lecciones acerca del aprendizaje y de lo que hay que enseñar a los niños, y llevarlo a la práctica en las escuelas. 

palabra: ¿Ha encontrado algún dato que demuestre que los estudiantes pueden compensar las pérdidas de aprendizaje en la lectura? Digamos, las personas que tenían dificultad para leer y adivinaban las palabras a los 18 o 17 años de edad, ¿siguen adivinando (el significado) de las palabras a sus 35 años o 40 años?

Hanford: Sí, contamos con estudios que demuestran que si no reciben una buena instrucción, la mayoría de los niños con dificultades para leer en tercer grado nunca serán buenos lectores, a menos que reciban una buena instrucción en algún momento.  

La trayectoria de esos estudios a largo plazo, realizados por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano, muestran  que si tienes un problema con la lectura a una edad temprana, seguirás teniendo ese problema más adelante, a menos que alguien intervenga. Una cosa que puedo decir es que muchas investigaciones demuestran que se puede enseñar a leer a cualquier edad. Definitivamente, existen personas que no saben leer muy bien, y si se les enseña en sus 40 y 50 (años), pueden aprender a hacerlo.

palabra: ¿Qué medidas pueden tomar los padres para garantizar que los programas de lectura utilizados en las escuelas de sus hijos estén alineados con los últimos avances científicos?

Hanford: (Pueden) hacer preguntas sobre cómo se les está enseñando a leer a sus hijos. Lo realmente  importante es que los padres de familia reconozcan si tienen un presentimiento de que algo puede andar mal con la lectura de su hijo. Tomen acciones entonces.

 

Revisar y modificar la enseñanza de la lectura haciendo hincapié en la fonética ha acelerado el progreso en la lectura en un jardín infantil de Bethlehem, Pensilvania. Foto cortesía de Emily Hanford/APM Reports

 

palabra: ¿Qué pueden hacer los padres que quizás no hablan inglés —de habla hispana— para apoyar a sus hijos en casa?

Hanford: Léanles en español. Importa mucho leerles a los niños en cualquier idioma que se domine. Hagan que sus hijos conozcan bien ese idioma. Me parece que muchos padres piensan que eso no ayudará, pero investigaciones muestran que el dominio oral de un idioma sí facilita el aprendizaje de otro.   

Tenemos mucha evidencia de que los padres que se involucran y les leen (a sus hijos), a un tiempo que les brindan experiencias fuera de la escuela para adquirir conocimientos y comprensión del mundo exterior, y conocer gente… esos niños tienen una gran ventaja en muchos sentidos. Sin embargo, creo que es importante reconocer que no todos los niños estarán en ese ambiente, ¿verdad? La escuela es necesaria. Las escuelas juegan un papel importante. Creo que las escuelas pueden hacer mucho más en cuanto a la enseñanza de la lectura de lo que muchas han estado haciendo. 


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Saida Pagán es una periodista independiente basada en Los Ángeles. Nacida y criada en la ciudad de Nueva York, y de ascendencia puertorriqueña, Pagán ha reportado, presentado y producido para distintas organizaciones de noticias en Estados Unidos. Obtuvo su licenciatura en artes de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y tiene una maestría con distinción en Comunicación Estratégica de la Universidad Nacional. En los últimos años, Pagán ha ganado dos premios Golden Mike, siete premios de periodismo de entretenimiento patrocinados por Los Angeles Press Club y tres otorgados por la Asociación Nacional de Oficiales y Asesores de Telecomunicaciones por su trabajo en la televisión gubernamental. Pagán invita a los lectores a seguirla en LinkedIn y a suscribirse a su canal de YouTube: “American Stories with Saida Pagan”. @SaidaPagan

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Virginia Lora es productora de audio independiente, reportera y editora que trabaja en inglés y en español. Además, incursiona en francés. Nacida en Perú, a los 13 años se trasladó a Estados Unidos y se estableció en Miami, Florida. Gran parte de su interés por las historias enfocadas en las comunidades marginadas nace de sus primeras experiencias entrevistando a personas a lo largo del país para un proyecto de historia oral, y de su propia experiencia migratoria. Obtuvo una licenciatura en Historia y en Francés, así como un certificado en Estudios Latinoamericanos y Latinos del Colegio Amherst, y se capacitó en narrativas de audio en Transom Story Workshop. @VirginiaLoraC

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Iris Amador es una periodista graduada de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, con una maestría de la Escuela Medill de Periodismo.

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