El Rescate

 
 
 

Maryna Sokolovska muestra los pasaportes de su familia a los oficiales de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas inglés) en el puerto de entrada de San Ysidro en la frontera entre EE. UU. y México el 14 de marzo de 2022. Foto de Manuel Ocaño para palabra

Después que sus familiares huyeran de una Ucrania devastada por la guerra, una modelo los guía desde Polonia hacia México y luego a la seguridad en Los Ángeles

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Horas después de que el ejército ruso invadiera Ucrania, Maryna Sokolovska decidió partir de Los Ángeles a Polonia en el primer vuelo disponible; su meta era ayudar a su prima Hanna Bilonzhko, que se encontraba en Irpin, un suburbio de Kiev, la capital de Ucrania.

El 24 de febrero, Hanna tenía planeado ir de compras a la ciudad con su hijo Mark, de 6 años, pero terminó encerrada en su departamento, sin saber qué hacer excepto llamar a Maryna, a 6,300 millas de distancia.

“¿Dónde estás?” ¿Tienes comida, agua? Creo que mejor no te muevas de ahí”, recordó Maryna que le decía a su prima.

Maryna es inmigrante y es una de más de 1 millón de personas de descendencia ucraniana que viven en Estados Unidos. También se encuentra entre quienes están ayudando a miembros de sus familias como puedan, sea enviando dinero o yendo personalmente a Ucrania para brindar apoyo humanitario directamente. 

Maryna se convirtió en ciudadana estadounidense hace 14 años. Trabaja como modelo en Los Ángeles y es propietaria de un negocio de diseño de moda. 

Aunque ese no es el currículum típico de un trabajador de ayuda humanitaria, y mucho menos de un rescatista en tiempos de guerra, Maryna tenía algo así como un plan: volar a Varsovia, la capital de Polonia, conducir hasta la frontera con Ucrania y luego resolver el resto. Se convirtió en una guía para ayudar a Hanna y Mark a evitar demoras por un largo camino hacia un reasentamiento de refugiados en la frontera EE. UU.-México.


"Estoy en la frontera. Ven, con cuidado, sólo con lo esencial. No olvides tu pasaporte, ni el del niño”.


Pero mientras Maryna llegaba a Varsovia, donde logró alquilar un automóvil y conducir a la frontera con Ucrania, Hanna y Mark se vieron obligados a refugiarse con otras familias en un sótano. Había comenzado el bombardeo ruso a la capital ucraniana. 

Maryna viajó lo más rápido que pudo, pero le tomó más de un día acercarse a Ucrania. “Estoy en la frontera. Ven, con cuidado, sólo con lo esencial. No olvides tu pasaporte, ni el del niño. No olvides recargar la batería del móvil”, recordó Marina que le dijo a su prima. 

Hanna y su hijo esperaron durante días para abordar un tren, mientras miles de personas llegaban a Kiev desde diferentes ciudades, para tratar de huir de la guerra yendo a Polonia. Los bombardeos y un convoy de una milla de largo de vehículos rusos blindados se acercaban a la capital. Maryna esperaba a sus familiares angustiada y conmocionada.

Finalmente, Hanna y su hijo aprovecharon la oportunidad de abordar un autobús.

Un prolongado abrazo y lágrimas marcaron el eventual encuentro entre las primas. Maryna platicó que Hanna le decía que se sentía afortunada de llegar a Polonia, pero que las escenas que había visto en el camino habían sido abrumadoras.

“De las explosiones lejanas que escuchó en el refugio en un sótano pasó a ver el efecto de los bombardeos, con muchos edificios y casas destruidas. Me dijo que vio cadáveres tirados en las calles”, dijo Maryna. 

Una vez a salvo en Polonia, al menos ocho adultos ucranianos y un niño pidieron unirse a Maryna, que en ese momento tenía un plan para llegar a la frontera entre Estados Unidos y México con el fin de solicitar asilo para su familia. El grupo voló a la Ciudad de México, donde no necesitaron visa, y luego abordaron el primer vuelo disponible a Tijuana, en la frontera con California.

Aarón Partida, oficial de policía de Tijuana, ayuda a Maryna Sokilovska, a su prima Hanna Bilonzhko, a su hijo Mark y al resto del grupo de ucranianos, que viajaron juntos el 14 de marzo, a prepararse a cruzar a Estados Unidos. Foto de Manuel Ocaño para palabra.

Si bien la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) no ha proporcionado cifras oficiales de cuántos ucranianos solicitan asilo a través de la frontera con México, muchos utilizan esta ruta para evitar un largo proceso de reasentamiento que puede tardar años. Organizaciones como Jewish Family Service, una organización sin fines de lucro en San Diego, comenzaron a notar que desde el verano del 2021 había europeos del Este entregados bajo su cuidado.

“Anticipamos que continúe aumentando el número de europeos del Este que pasan por nuestro refugio, ya que buscar asilo en la frontera es la única opción disponible para muchos a corto plazo”, dijo Kate Clark, subdirectora de servicios de migración y abogada de la organización.

Bilal Askaryar, un vocero de la campaña Welcome with Dignity Campaign, dijo que las familias ucranianas, desesperadas por alejarse de la zona de guerra, eligen en algunos casos venir a Estados Unidos a través de la frontera con México para encontrarse con sus familiares. Dijo que eso a veces resulta mejor que ir a un lugar donde no conocen el idioma y no tienen conexiones. 

Maryna y su familia llegaron a la frontera al amanecer a mediados de marzo. Ella habló a nombre del grupo en el puerto de entrada con los oficiales de CBP, quienes pidieron aguardar unas horas para atenderlos. Los ucranianos estaban exhaustos tras noches de insomnio y sin comer con regularidad.

Luego de tres horas, una supervisora de CBP se acercó a Maryna, quien había esperado con las familias al lado mexicano del puerto de entrada. Maryna recordó que la oficial le preguntó, “Tú eres ciudadana estadounidense ¿verdad?” y agregó que permitirían entrar al grupo para procesar sus solicitudes, pero que Maryna no podía estar con ellos durante ese tiempo. 

Hanna Bilonzhko llega al puerto de entrada de San Ysidro, en San Diego, el 14 de marzo. Foto de Manuel Ocaño para palabra.

Mientras Maryna conducía de regreso a Hollywood con su prima y sobrino – el resto del grupo partía en diferentes direcciones para encontrarse con familiares y amigos – comprendió por qué les resultó tan fácil cruzar la frontera, a pesar de que Hanna y Mark no tenían visas estadounidenses. 

El 3 de marzo, el secretario de Seguridad Nacional de EE. UU., Alejandro Mayorkas, le otorgó Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) a los ucranianos, protegiendolos de potenciales deportaciones durante 18 meses. 

El viernes 11 de marzo, el director de Operaciones de Campo de CBP, Matthew Davis, circuló un memorándum que exime, por razones humanitarias, a los ciudadanos ucranianos del Título 42, una disposición dentro de la ley de salud. 

La administración del ex presidente estadounidense Donald Trump usó esta disposición al comienzo de la pandemia para expulsar de inmediato a las personas detenidas en la frontera – incluyendo a solicitantes de asilo – argumentando que era necesario para evitar la propagación del COVID-19.

La orden que exime a los ucranianos entró en vigor el 14 de marzo, el día que Maryna, Hanna y Mark llegaron a la frontera entre EE. UU. y México. 

Por cerca de dos años, 1.7 millones de encuentros en la frontera han resultado en expulsiones debido al Título 42. Cuando el presidente Joe Biden tomó posesión de su cargo, defensores de los derechos de inmigrantes pidieron, sin éxito, que se revirtiera la medida.  

Pero después de que la administración Biden eximiera a los ucranianos del Título 42, las organizaciones civiles en todo el país reanudaron el pedido al gobierno federal para que cancele esta política, con el argumento de que una frontera abierta al turismo y al comercio también debe abrirse al asilo. El 1ro de abril, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades anunciaron que pondrán un alto al Título 42 de forma efectiva el 23 de mayo de 2022, en acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional. 

Un marcado contraste

Mientras que Maryna y Hanna esperaban en la frontera mexicana, palabra habló con solicitantes de asilo de Rusia y México que habían acampado durante cuatro días en el mismo lugar donde estaban los ucranianos, cerca de la entrada peatonal a San Ysidro. Dijeron que CBP les impidió entrar. 

Anton de Rusia dijo que era profesor universitario, pero no dio su apellido por temor a ser reconocido por su gobierno. Dijo que sus compañeros solicitantes de asilo en Tijuana se opusieron a la guerra y fueron perseguidos por el régimen del presidente ruso, Vladimir Putin.

El grupo de ucranianos solicitantes de asilo que entraron a EE. UU. con Maryna y su familia espera en Tijuana, México el 14 de marzo. Foto de Manurel Ocaño para palabra.

En el mismo campamento, una familia mexicana del suroccidental estado de Guerrero dijo que había huido de su hogar tras el asesinato y desmembramiento de un pariente que se había convertido en activista de derechos humanos. Incluso en la frontera norte, lejos de casa, temían por sus vidas. 

Esta aparente disparidad de trato ha dado paso a las protestas. El 22 de marzo, una coalición de organizaciones protestó simultáneamente en el puerto de entrada de San Ysidro y Tijuana, para exigir que la administración Biden ponga fin al uso del Título 42. 

“Hoy cuando le cerraron las puertas a nuestros clientes centroamericanos, le pregunté a un oficial de CBP por qué habían hecho cambios para dejar entrar a personas de Europa del Este, al eximirlos de Título 42, y no tuve respuesta. Sabemos que ha habido una prohibición sistemática de las personas negras y morenas en la frontera”, dijo durante la protesta Lindsay Toczylowski, abogada y directora de Immigrant Defenders Law Center.

La oficina de CBP en San Diego no respondió a solicitudes de información sobre la cantidad de migrantes ucranianos que buscan refugio y sobre el trato a otros solicitantes de asilo. Los únicos datos disponibles en la página web de CBP indican que la agencia encontró a 1,300 ucranianos en la frontera sur y los expulsó o detuvo entre octubre de 2021 y febrero de 2022.. 

En San Diego, la abogada de Jewish Family Service, Kate Clark, dijo que en lo que va del año y hasta que CBP eximió de Título 42 a los ucranianos que buscaban refugio, su organización ha ayudado a que 453 migrantes ucranianos entraran al país con patrocinadores.

Vicroria Markuleva, madre ucraniana de tres hijos, tardó un mes en llegar de Ucrania a la frontera de San Ysidro, entre San Diego y Tijuana, el 31 de marzo. Foto de Manuel Ocaño para palabra.

Aarón Partida, un oficial de la policía de Tijuana y enlace con los oficiales de CBP en el puerto de entrada de San Ysidro, dijo que todos los días llegan ucranianos. Cuando habló con palabra a fines de marzo, Partida estaba rodeado de cientos de solicitantes de asilo de Ucrania cerca de la entrada peatonal a la garita. 

Partida dijo que había más de 650 personas de Ucrania en ese momento. Ese día ayudaba a guiar a 20 a 30 personas a la vez para que fueran procesadas por CBP. Dijo que voluntarios en el campamento improvisado recopilan en un cuaderno nombres de aquellos que quieran entrar a Estados Unidos. Los ucranianos tardaban en promedio unas 48 horas en entrar a San Diego con visa humanitaria desde el momento en que llegaban al campamento, dijo el oficial. 

Los ucranianos sin visa estadounidense siguen la misma ruta que los parientes de Maryna: Viajaron de Europa a la Ciudad de México o a alguno de los destinos turísticos en el país, y de ahí a Tijuana, dijo Partida.

El 31 de marzo un grupo de ucranianos voluntarios lleva en un cuaderno amarillo una lista de nombres de los solicitantes de asilo de Ucrania que desean ingresar a Estados Unidos. Foto de Manuel Ocaño para palabra.

“México no nos pide visa”, dijo Victoria Markuleva, una mujer ucraniana que esperaba cruzar la frontera con sus hijos de 3, 5 y 7 años. “Somos familias que queremos huir de la guerra lo más pronto posible. La gente vive aterrada. Se escuchan los bombardeos día y noche”.

La familia de Markuleva logró huir a Polonia, pero había “millones de personas en los refugios”. Tardó un mes en llegar a la frontera de San Ysidro. Una vez en Estados Unidos, esperaban reunirse con familiares en Massachusetts, quienes los habían ayudado económicamente durante el viaje. 

El número de ucranianos que llega a la frontera mexicana es una pequeña fracción de los casi 4 millones de ucranianos que han tenido que dejar el país en medio de la invasión rusa. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, dijo que 10 millones de ucranianos han tenido que ser desplazados de sus hogares desde que comenzó la invasión rusa. 

La oficina de Aduanas y Protección Fronteriza no ha publicado ninguna nueva información sobre el número de solicitantes de asilo ucranianos que ingresan por la frontera, pero durante la última semana de marzo llegaron cientos diariamente a la línea fronteriza de Tijuana con San Diego. 31 de marzo. Foto de Manuel Ocaño para palabra.

Es fácil pensar que Hanna tiene suerte de estar a salvo dentro de un cómodo apartamento en Los Ángeles. Pero Maryna, quien habló la mayor parte del tiempo por Hanna, dijo que su prima no se siente afortunada en lo absoluto. 

“Ver los cadáveres, escuchar los bombardeos, el torbellino de personas que intentaba huir. Todo eso los impactó duro a ella y a Mark”, dijo Maryna. Mark, agregó Maryna, ha tratado de sobrellevar la situación, pero la serie de cambios rápidos, pasar de un lugar desconocido tras otro, y ahora en una ciudad donde todos hablan un idioma diferente no es fácil para un niño de 6 años.

Maryna dijo que Hanna pronto comenzará a trabajar, lo que le ayudará en su transición. Pero “como todos los ucranianos, nuestra angustia no se detendrá hasta que termine esta guerra”. 

“Mi hermano (Roman Pitylyak, de 24 años) está en el frente (de guerra) en el norte de Ucrania. Todos los días nos comunicamos pero me aterroriza pensar que algún día ya no podamos hacerlo”, dijo Maryna.

Manuel Ocaño inició su carrera periodística hace cuatro décadas en la ciudad de México. Cubrió Centroamérica durante los años 80. Actualmente informa sobre la frontera entre Estados Unidos y México sobre temas de migración y derechos humanos. Es periodista multimedia y su trabajo se publica frecuentemente en EFE, La Opinión, Excélsior y Chula Vista Today.

 
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