Voces del Campo
De COVID, quemazones, y la cosecha, obreros en el valle de Salinas hablan de temor e incertidumbre en California
Nota del Editor: Trabajadores agrícolas fueron entrevistados por la escritora Claudia Meléndez Salinas en el condado de Monterey, California, durante días con bruma de humo. Esta es una selección de esas voces, primero publicada en Voces de la Bahía de Monterey.
Francisco Naranjo, 62
Watsonville
Vengo del estado de Michoacán, de la meseta purépecha donde todavía se habla (el idioma) tarasco. Nosotros ya venimos de cuatro o cinco generaciones de agricultores, no somos sólo nosotros, nuestros abuelos, padres, nuestros hijos, hemos trabajado ahí (en el campo), allá en Michoacán y también en Estados Unidos. Allá en baja escala sembramos maíz, frijol, calabaza, chilacayotes, habas; la milpa, pues.
Trabajo en la fresa. Llevo muchas décadas en Estados Unidos, en el campo, en diferentes trabajos. Del COVID-19 dejamos de trabajar, nos ausentó el doctor. Hubo varios trabajadores que se enfermaron. Consideramos ir a un examen físico con el doctor; basándose en eso nos ausentó el doctor. Tuve que dejar de trabajar 10 días en la primera vez y otra vez un promedio de 10 días... Andando usted en la enfermedad se le va a pegar, va a usted tomar cartas en el asunto. (Cuando llegaron los incendios) tuvimos una junta con el mayordomo, dijo que podíamos ausentarnos por tres dias sin represalias; tuvimos que ausentarnos para que no nos afectara el humo. La mayoría de los trabajadores se quedó. Yo fui el único que decidí ausentarme, para que no nos afecte el humo; como quiera no van a pagar. Yo no tengo horas de enfermedad.
Yo creo que nos falta mucho por tomar la iniciativa. Que si el mayordomo dice “tres días sin represalias” nos falta tomar acción, pero a veces no lo hacemos. No quiero decir que no necesito, todos necesitamos. El punto es que ellos podían hacer lo que hicieron. El mayordomo los tiene controlados a ellos; a nosotros nos pueden controlar. Vale más la vida que 30 horas si lo miramos así. Las compañías saben que vamos a regresar; ellos saben que necesitamos el dinero.
(Me gustaría que) la gente que come fresas que les dijeran a los estados que dieran una alarma que esto fuera una alarma estatal, que la gente se ausentara de los campos, que se reconociera al trabajador, que tuviera un pago de desempleo, que se considere estado de emergencia en la pandemia y los humos. Eso es lo que nosotros quisiéramos. Que nos ausentaran las compañías de trabajo (sin represalias y con sueldo). La palabra (esencial) es importante pero por otro lado nos sentimos de la fregada, el sistema capitalista con (el que) los rancheros se aprovechan. Me siento de la patada, triste. Mañana me voy a trabajar sabiendo que todavía la humareda está presente.
Yolanda Perales
Salinas
Llevo en Estados Unidos 29 años. He trabajado en empaques, en tiendas, pero lo que pasa es que a mi no me gusta trabajar en las tiendas, no me dan suficientes horas, el tiempo que no hay trabajo me bajan las horas. En el 2008 perdí mi casa por lo mismo que no me daban tantas horas en la tienda y regresé otra vez al campo.
Trabajo en la fresa. Llevo desde marzo, abril. Allí en esa compañía llevo dos años. Está por Spreckels, cerca de los incendios, y en ningún momento nos paramos. Yo padezco de asma, sentía en mi pecho mucha presión. Ahorita ando muy mala de lo que son los pulmones, me acabo de hacer un estudio siento mucho ardor, dolor, en mis pulmones. Yo se que todo esto, ahorita, las quemazones, me está afectando. Pero tenemos que hacer el trabajo, tenemos que salir adelante; el trabajo no va a salir solo. Tenemos que hacer parte del trabajo para tener la fruta fresca para las personas en sus mesitas y en realidad no saben cómo está batallando, sufriendo uno.
Gracias a Dios en mi cuadrilla nadia has salido enfermo de eso. Le doy gracias a Dios, que Dios nos ha protegido. Nos dieron supuestamente unas máscaras. Después de esos días como a la semana nos hicieron una junta dijeron que máscaras especiales ahora si las llevan. Pero que las tiene que conservar, son máscaras desechables. Anda uno oliendo los químicos; como va uno a usar esa mascarilla. Lo que procuran es su producto, no procuran la gente.
Somos trabajadores esenciales porque quieren que saquemos su producto, sacar su cosecha para que no pierdan. Ellos salen ganando y quien sale perdiendo es uno, el trabajador. Mucha gente tiene miedo a hablar, a expresar lo que siente. Siempre que hay una junta digo “ahora vienen a darnos explicaciones, ¿por qué no vinieron antes? ¿por qué no vinieron antes?” Lo que me divide es la caja de la persona, no me dividen seis pies. Ahorita, los sábados, a veces traigo más de 30 personas, entre semana 24. Estoy conviviendo con tanta gente pero no procuran a los trabajadores, procuran su producto.
Tengo mi niña que tiene nueve años, otro 19, otro 29 y otro más mayor. Con eso de la escuela virtual, no me gusta pero qué más le va uno a hacer. Están así ahorita trabajando y digo, si no aprenden cuando están los maestros cerca, así menos. En realidad no permanezco en la casa, me la llevo puro trabajando. La babysitter la cuida. Ella me la pone a estudiar. Tiene más niños, pienso que de escuela ha de tener dos o tres más.
Los días de las quemazones, de los calores, debería parar la gente. No se puede trabajar, pueden tomarse el día, pero no lo hacen. Tienen que sacar su producto. Esa sería mi opinión. Tenemos que cuidar la gente para que la gente nos aguante.
Juan Mauricio, 38
Castroville
Me llamaron tarde a trabajar, más tarde de lo normal. La fresa comienza el mes de marzo, abril. Esta vez empecé hasta julio. Estuve buscando pero no encontré. La compañía que yo trabajaba el año pasado ellos ya no plantaron. Estuve buscando en varias compañías, lo único que me decían que esperara y eso fue lo que pasó.
Con lo poco que tenía ahorrado fue que la estuve pasando. Aplicamos para la renta por medio de un programa, ellos nos ayudaron para una parte de un mes, mi esposa le dieron crédito de 500 dólares para personas que no calificaron para los $1,200 (del programa federal de estímulo). A ella se la dieron y aplique también para el trabajador esencial que hizo la fundación la UFW. Recién en esta semana me llegó mi tarjeta de $500. Con eso, y como somos de bajo ingreso nos llega lo de CalFresh. Para los niños.
Mi esposa no está trabajando, se está quedando con los niños – un niño de 17, una niña de 15, otro de 10. Ella es la que se encarga de ayudarles que entren a sus clases virtuales. Dejó de trabajar para ayudar a los niños.
(Durante los incendios) hubo dos días que cuando llegue a la casa me estaba doliendo mucho la garganta. Trabajo en dos sitios, en Moss Landing y Watsonville, y sí estaba llegando el humo, la ceniza. De hecho, el día que más me afectó fue martes o miércoles (18 y 19 de agosto). El cubrebocas n95 nos lo dieron hasta el jueves. Esos días yo le pedí al mayordomo pero dijo que no tenía. Se terminaron. La mayoría de las personas se lo llevaban de su casa. Un día no tenía, se me olvidó, le pedí pero dijo que no tenía.
Es algo frustrante para todos los trabajadores. Uno sigue trabajando por la necesidad de cubrir sus gastos. Yo creo que si hubiéramos pedido permiso, tal vez no lo hubieran negado, pero también pierde uno dinero. No tenemos aquí los días de enfermedad. Para calificar para tres días de enfermedad tienes que trabajar 90 días. Empecé en julio, apenas llevo dos meses, todavía no califico para tres días.
Muchas personas no conocen cómo es el trabajo del campo. Ellos piensan que tenemos beneficios, vacaciones, días pagados, pero no se nos reconocen ni días festivos. Que hay aquí, 4 de Julio, el Día del Trabajo, ninguno. No tenemos ese beneficio. La comida se está cultivando, somos los trabajadores que nos están dejando al último, sin atención. La mayoría de las compañías no tiene seguro médico. Ofrecen un seguro médico pero el costo es muy alto y el cubrimiento es casi nada. Esta vez no me lo ofrecieron.
Algo bien importante que hemos comentado con compañeros, tal vez en un futuro se pueda … crear un fondo económico que beneficie al trabajador del campo. Algo que si hay incendios, humo, ceniza; donde tu digas 'si me puedo ir a casa' pero no perder lo del día.
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