Reporteros de Inmigración en el Blanco
Periodistas que cubren la frontera y temas de inmigración enfrentan un intrusivo escrutinio oficial, intimidación, y acoso en línea. ¿Qué se puede hacer al respecto?
Por Sofía Cerda Campero y Laura Olivieri Robles
Una luz fluorescente era la único que iluminaba el pequeño cuarto sin ventanas en el aeropuerto de San Diego. Nein, un reportero independiente, tomó asiento frente al oficial del Departamento de Seguridad Nacional quien inicio su interrogatorio.
El oficial era cordial, pero firme. Sus preguntas puntuales y específicas:
¿Para quién trabajaba? ¿Cómo se ganaba la vida como fotoperiodista independiente? ¿Qué sabía sobre la caravana migrante? (la caravana había llegado a Tijuana, México, desde sus puntos iniciales en El Salvador y Honduras).
A Nein, cuyo nombre fue cambiado por miedo a represalias, le parecía extraño que a pesar de tener un pasaporte americano estaba siendo sujeto a una interrogación secundaria, un protocolo que identifica a pasajeros para una inspección adicional y que oficiales fronterizos en Estados Unidos tienen el derecho de usar a su discreción. Nein tenía nervios.
Nein regresaba a California después de tres semanas en México, donde estuvo cubriendo el trayecto de los migrantes.
Antes de entrar al cuarto de interrogación, otro agente le pidió que dejara sus pertenencias; su cuaderno de notas, computadora, cámara, y teléfono también fueron sometidos a inspección. Al terminar la conversación no se le ofreció una disculpa. Los agentes preguntaron si le podían contactar nuevamente para ahondar en el cuestionamiento. Nein evadió la petición, y ellos no insistieron más.
“Me sentí sucio, violado”, dijo.
La hostilidad en contra de la comunidad latina parece haberse convertido en una cuestión cotidiana. Esto ha creado un ambiente alarmante para periodistas, especialmente aquellos que cubren temas en la frontera y de inmigración. Varios reporteros han sido sujetos a un inusual e incómodo escrutinio por parte de agentes fronterizos. Se les ha negado la entrada a México. (A algunos periodistas latinos también les han negado la entrada a Estados Unidos a pesar de tener visas vigentes). El acoso en línea también va en aumento. Periodistas latinos y de frontera consideran que están viviendo en una cultura tóxica sin una infraestructura de seguridad o protección tanto en sus vidas virtuales como en las reales.
Nombres en una lista
A principios de el 2019, NBC San Diego filtró unos documentos que parecían evidenciar la colaboración entre los gobiernos de Estados Unidos y México. Esto incluía una lista de periodistas, activistas y abogados involucrados con la caravana migrante. Algunos de estos periodistas fueron sujetos a cuestionamiento y escrutinio por parte de agentes fronterizos. A varios se les ha negado la entrada a México desde entonces. Sin embargo, no está claro si fueron señalados por el gobierno estadounidense, el mexicano, o ambos. Según U.S. Press Freedom Tracker, desde el 2017, 10 periodistas que han participado en coberturas de caravanas migrantes han sido sujetos a interrogaciónes secundarias por parte de agentes federales.
Algunos periodistas han desafiado este escrutinio adicional con demandas legales, alegando que sus derechos otorgados por la Primera Enmienda fueron violados.
Al mismo tiempo, cada vez hay más ataques de odio en contra de la comunidad latina. Esta tendencia fue trágicamente expuesta la mañana del 3 de agosto de 2019, cuando un hombre de 21 años abrió fuego en un Walmart en El Paso, Texas. Hubo 22 muertos y 24 heridos. “Este ataque es una respuesta a la invasión hispana en Texas”, escribió el agresor en un manifiesto publicado minutos antes de la masacre.
La cobertura de la balacera en El Paso fue particularmente sensible para los periodistas latinos. Era la primera vez que muchos de ellos enfrentaban una agresión tan abierta y violenta en contra de su comunidad y dirigida a su identidad.
“No se puede creer que en tu misma casa vengan a atacarte”, dijo Uriel Posada, originario de El Paso y director de cobertura en la estación afiliada de Univision en El Paso, KINT TV. “Luego me di cuenta que el ser mexicanos y mexicoamericanos nos convierte en un blanco”.
Luchando contra la inseguridad
Unas semanas después del ataque en El Paso, la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos invitó a Vita Activa, una línea de ayuda para periodistas y activistas que sufren de violencia como consecuencia de su trabajo, para brindar apoyo psicológico a los periodistas quereportaron la masacre.
“La inseguridad se vuelve un estado de ánimo cotidiano constante”, dice Luisa Ortiz, fundadora y directora de Vita Activa. “La inseguridad y la inestabilidad es algo muy muy rudo”.
Es importante tomar distancia, añadió Ortiz, para poder reconocer, observar y analizar problemas e identificar los patrones que desencadenan traumas.
Posada dijo que la animosidad en contra de los periodistas por parte de ciertos segmentos de la población ha sido alimentada desde adentro del gobierno estadounidense: “Nos ha tildado de fake news y esto hasta cierto punto ha creado un odio hacia nuestro trabajo”.
De acuerdo con muchos periodistas latinos, la amenaza más audaz ha venido de parte del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. El más claro ejemplo de esta animosidad es la confrontación que tuvo el presidente con el corresponsal de CNN, Jim Acosta, durante una rueda de prensa en noviembre de 2018. Trump, claramente agitado con las preguntas persistentes de Acosta, le dijo, “CNN debería avergonzarse de sí mismo por tenerte a ti trabajando para ellos. Eres una persona grosera y terrible, no deberías estar trabajando para ellos”. La altercación resultó en una demanda civil emitida por Acosta en contra de Trump, quien tras la confrontación le negó al periodista su habitual acceso a la Casa Blanca.
Acosta se convirtió en el segundo periodista latino destacado en enfrentar la ira de Trump. Durante su campaña presidencial en el 2016, durante una conferencia de prensa, el entonces candidato Trump ordenó que sacaran al periodista de Univisión, Jorge Ramos, “Go back to Univision”, (“regrésate a Univisión”) le increpó, expresando una iteración del clamor nacionalista “Go back to where you came from” (“Regrésate a donde perteneces”.)
“Si este tipo de cosas le ocurren a alguien tan visible como a Jorge Ramos, te das una idea del momento por el que estamos pasando”, dice Marco Avilés, periodista y escritor experto en temas de racismo y discriminación.
Amenazas se convierten política
En el 2019, a al menos 28 periodistas se les negó la entrada a diferentes conferencias de prensa y a eventos públicos del gobierno. En lo que va de 2020, se les ha negado acceso a tres periodistas, según U.S. Press Freedom Tracker.
Los periodistas temen que los ataques del presidente a los medios animan a otras personas a hacer lo mismo. Alice Driver, periodista independiente, ha cubierto inmigración desde que Donald Trump subió alpoder en el 2016. Desde entonces, la colaboradora de CNN ha notado que cuando publica con este medio recibe comentarios similares a la retórica utilizada por Trump y sus simpatizantes.
Driver ofreció algunos ejemplos:
“Espero que seas violada por un inmigrante”.
“Si te gustan tanto los inmigrantes por qué no dejas que vivan en tu casa”.
“Si tanto amas los Estados Unidos por qué no escribes sobre las personas sin hogar; eres una persona terrible”.
“El mundo virtual ya no es tan virtual”, dice Avilés, quien ha explorado a profundidad el peso que tienen las palabras en un contexto racista, “se está transformando en algo más específico; hay granjas de trolles, es un mundo como The Matrix — hay bots. Los ataques virtuales tienen consecuencias”.
El problema es particularmente alarmante para las mujeres. Un 70 por ciento de mujeres que trabajan en periodismo viven, han vivido o vivirán ataques cibernéticos de acoso por el hecho de ser mujeres y estar en línea, de acuerdo con el International Women’s Media Foundation.
Trabajar sin una red
La realidad de los periodistas que trabajan en la frontera — especialmente aquellos independientes —agrava el trauma ya que, a menudo, no tienen acceso a medidas adecuadas de seguridad o a programas de entrenamiento.
“Como el periodismo está tan completamente colapsado financieramente, las personas no tienen un presupuesto, y por lo tanto, no están seguras”, dice Driver, quien reporta desde Reynosa, Piedras Negras, y Ciudad Juárez — sitios en la frontera con Estados Unidos que son considerados entre los más peligrosos de México. Ella ha participado en tres cursos de seguridad desde que comenzó a reportar, gracias al financiamiento de asociaciones para periodistas.
“Lo más importante de los cursos es la preparación: quieres evitar que te secuestren o ser retenida,” explica Driver, “no es como que sólo llego y digo ‘¡Hola!’ que es como a veces hace la gente. Aparecen en la frontera y no hablan español y no saben nada pero dicen ‘voy a escribir esta historia’”.
Driver enfatizó que se deben tomar ciertas precauciones para navegar estas áreas de forma más segura. Algunas son medidas fáciles, como viajar en equipo y tener contactos locales de confianza.
Sin embargo, por más fácil que parezcan algunas de estas medidas, muchos periodistas carecen del conocimiento y/o los recursos para poder protegerse a sí mismos. A menudo no les alcanza para recibir un entrenamiento que les permita siquiera saber cómo pueden reconocer las situaciones peligrosas que posiblemente enfrentarán.
Aunque el peligro físico que implica cubrir la frontera es bien reconocido, la amenaza contra la salud mental es menos obvia. Algunos periodistas buscan auxilio psicológico en privado. Para Driver, el ejercicio fisico es esencial. Su trabajo no es solo físicamente exigente, sino que también pone a prueba su habilidad de manejar estrés y situaciones traumáticas. Pero para otros, el ejercicio físico no es suficiente. Nein, quien también considera el ejercicio esencial para su vida profesional, ha recurrido a terapias para manejar el impacto de las complicadas experiencias que ha tenido en la frontera.
“Qué lujo, además”, dice Nein refiriéndose a la terapia, “mucha gente no tienen acceso a terapia. Me siento raro diciéndolo pero mis problemas no son nada comparados a los de ellos [los inmigrantes que estuvo cubriendo]”.
“La salud mental y el manejo de estrés forman parte de un cambio de vida”, dice Luisa Ortiz de Vita Activa, “No hay nada más sanador que percibirte profunda, vulnerable y hermosamente humana como periodista”.
Si necesitas ayuda, por favor considera:
Vita Activa: una guía de tres pasos para alentar, empoderar, y acompañar a enfrentar acoso y violencia en las redes.
Committee to Protect Journalists: cuando ocurren violaciones a la libertad de prensa, el CPJ moviliza una red de corresponsales que las reportan y toman acción en nombre de aquellos que están siendo puestos en el blanco.
PEN America Online Harassment Field Manual: contiene estrategias efectivas con recursos para que periodistas, escritores, aliados y sus empleadores puedan utilizar para defenderse del odio cibernético y combatir el abuso en línea.
International Women’s Media Fund: ofrece entrenamiento de seguridad, viajes de reportería, y oportunidades de publicación, todo hecho para mujeres periodistas.
Access Now’s Digital Security Helpline: trabaja con individuos y organizaciones alrededor del mundo y en nueve idiomas distintos para mantener su seguridad en la red.
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