Con voto histórico en México, la política cambiaría poco
La próxima elección presidencial en México podría definir el destino de los 30 años de lucha del país por una democracia plena
Nota del editor: Este reportaje es una colaboración de Puente News Collaborative y palabra. Puente News Collaborative es una sala de redacción bilingüe sin fines de lucro, convocante y financiadora dedicada a noticias e información de alta calidad, y basada en hechos de la frontera entre Estados Unidos y México. Angela Kocherga, directora de noticias de la radio pública para KTEP 88.5, contribuyó con este reportaje.
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Ciudad de México — Tomando una decisión sin precedente, los mexicanos parecen estar listos para elegir, por primera vez en su historia, a una mujer como presidenta este domingo, aunque por lo demás, parecen estar dispuestos a dejar la situación política del país sin grandes cambios.
De hecho, la elección no reflejará el deseo por un cambio radical en la dirección del país que se dio hace seis años, cuando los elevados niveles de corrupción de distintos gobiernos llevaron a los electores a votar por Andrés Manuel López Obrador, del partido Morena, de acuerdo con una encuesta a nivel nacional encargada por Puente News Collaborative, una organización sin fines de lucro con sede en El Paso, Texas.
En lo que será la elección más grande en la historia de México, con casi 100 millones de personas, incluidos millones que viven en Estados Unidos y otros países, quienes podrán emitir su voto. Hay más de 20,000 puestos locales y estatales en juego, además de legislativos.
La probable elección de Claudia Sheinbaum este domingo, una física e ingeniera ambiental de 61 años, exalcaldesa de la Ciudad de México y de ascendencia judía, en un país predominantemente católico, se produce en medio de un creciente control del crimen organizado de amplios territorios del país y temores generalizados entre analistas políticos y algunos electores de un regreso al gobierno autocrático que gobernó México hasta principios de este siglo.
Además de las preferencias políticas, la encuesta de Puente mide las actitudes de los mexicanos hacia su sólida economía impulsada por las exportaciones, las relaciones a menudo tensas con Estados Unidos y los millones de extranjeros que han establecido al menos su residencia temporal aquí, como nunca antes en su historia.
‘Lo que estamos viendo es que el pueblo mexicano se está comportando como si no tuviera poder para exigir y esperar un mejor gobierno’.
Aunque los entrevistados muestran preocupación por la afluencia de migrantes, más de dos tercios opinan que estos deberían recibir permisos de trabajo temporal, incluso cuando el gobierno busca reforzar el control de las fronteras y el flujo humano.
Sin embargo, si la encuesta de Puente y otras similares resultan ser precisas, la mayoría de los votantes mexicanos optarán por el statu quo.
"Parece haber una cierta complacencia, resignación social, una cierta falta de urgencia que hace unos años realmente encendió a los mexicanos", dijo Carlos Bravo, un analista político mexicano y crítico frecuente del partido gobernante. "Lo que estamos viendo es que el pueblo mexicano se está comportando como si no tuviera poder para exigir y esperar un mejor gobierno".
La encuesta de Puente realizada por la firma Buendía & Márquez, con sede en la Ciudad de México, y financiada en parte por el Centro para Estados Unidos y México del Instituto Baker de la Universidad Rice y el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California, campus San Diego, representa un inusual ejercicio estadístico con el público mexicano hecho por medios estadounidenses. Para la encuesta fueron entrevistadas 1.000 personas en sus hogares, demográficamente diversas, y la muestra se inclinó ligeramente hacia las áreas más cercanas de la frontera con Estados Unidos con un margen de error de +/- 3.5 %.
Los encuestados le dieron a Sheinbaum el 54 % de la intención de voto, después de eliminar las respuestas de los indecisos y quienes optaron por no dar sus preferencias electorales. La candidata de derecha, Xóchitl Gálvez, obtuvo el 34 %. Mientras que el candidato de centroizquierda Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, recibió el 12 %.
CON LA MIRADA PUESTA EN EL NORTE
Las elecciones nacionales de México de este año, como cada 12 años, coinciden con las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
En general, los mexicanos encuestados —60 %— tienen una opinión favorable de Estados Unidos, en particular de los estadounidenses que se mudan cada vez más a México, ya sea para jubilarse o trabajar de forma remota. Los estadounidenses recién llegados hasta ahora no parecen haber resentido la fortaleza del peso frente al dólar que ha ganado 23 % en los últimos cinco años y medio.
‘Lo que realmente me preocupa es que Trump regrese al cargo. Tengo miedo de que cierre los puentes internacionales y eso nos mate económicamente’.
La mayoría de los encuestados por Puente juzgaron que Sheinbaum es la más capaz de lidiar con el gobierno de Estados Unidos. La encuesta sugiere que el 69 % de los entrevistados cree que si ganara Joe Biden sería mejor para México, en comparación con solo el 11 % que dijo lo mismo de Donald Trump.
“Las elecciones en México no me preocupan mucho porque nada cambia realmente”, dijo Miguel Vargas, un taxista de 68 años de Ciudad Juárez, que limita con El Paso. “Lo que realmente me preocupa es que Trump regrese al cargo. Tengo miedo de que cierre los puentes internacionales y eso nos mate económicamente”.
El año pasado, México superó a China como el mayor socio comercial de Estados Unidos. En 2023 los dos países intercambiaron cerca de 800 mil millones de dólares en mercancías, la mayor suma entre dos naciones en cualquier lugar del mundo, según cifras de la agencia estadounidense Administración Internacional de Comercio.
Texas, California y Arizona se llevan la mayor parte de ese intercambio. Pero el comercio binacional se está profundizando en el corazón industrial de Estados Unidos, particularmente en Illinois, Michigan y Wisconsin.
Otras conclusiones clave de la encuesta de Puente:— La mayoría de los mexicanos entrevistados (68 %) se opone a la construcción de muros fronterizos para detener a los migrantes; prefieriendo la implementación de permisos de trabajo. — El 70 % de los mexicanos que respondieron creen que la acción más importante que Estados Unidos puede tomar para ayudar a combatir a las organizaciones criminales es detener el flujo de armas. — Más de un tercio de los mexicanos encuestados dicen que emigrarían a Estados Unidos para mejorar su nivel de vida. |
¿LO DE SIEMPRE?
Legalmente limitado a un solo mandato, el presidente Andrés Manuel López Obrador, de 70 años, respalda firmemente a Sheinbaum, su candidata. Ella, a su vez, promete profundizar su agenda nacionalista-populista, mejor conocida como Cuarta Transformación, o 4T, como la entrega de dinero en efectivo a diversos grupos poblacionales como adultos mayores, estudiantes, agricultores o niños con discapacidad, que busca reemplazar algunas políticas favorables al mercado en los sexenios anteriores, como la apertura del sector energético a los capitales privados que ocurrió entre 2013 y 2014.
Xótchitl Gálvez, también de 61 años, empresaria conservadora y exsenadora federal, lidera una triple alianza de partidos políticos centristas que dominaron la política hasta la elección de López Obrador en 2018.
La candidatura de Gálvez tal vez le ha robado el protagonismo a Sheinbaum en el quiebre de género como presidenciable. Pero las mujeres mexicanas han aumentado mucho su presencia en la política. Las reformas de hace una década exigen que la mitad de las candidatas a cargos locales, estatales y federales sean mujeres.
Para muchos votantes, estas elecciones son un referéndum a favor de López Obrador. Su partido Morena, que fundó hace apenas una década, ahora tiene la mayoría del Congreso de la Unión, dos tercios de las 32 gubernaturas de México y una porción significativa de los cerca de 2.500 municipios en el país.
Una lista de críticos temen que el presidente, ampliamente conocido por sus iniciales, AMLO, tenga la intención de gobernar tras bambalinas. En entrevistas con Puente, analistas y votantes dijeron que la elección podría decidir si el país persiste en su búsqueda de una democracia plena que comenzó hace 30 años.
"No se trata tanto de dos mujeres, sino de un anciano testarudo", dijo Gerardo Contreras, un barbero de 58 años de la Ciudad de México. "La gente se olvida de lo lejos que hemos llegado solo para que nuestros líderes, particularmente López Obrador, nos hagan retroceder".
El origen étnico de las dos principales candidatas no ha jugado un papel relevante en la campaña. Sheinbaum, cuyos antepasados huyeron del Holocausto, ha dicho que se crió en un hogar secular de tendencia izquierdista. Gálvez ha dicho que creció en la pobreza, es hija de un padre indígena otomí y una madre mestiza, y se abrió camino en la universidad.
Pero la coalición tripartita de Gálvez incluye a partidos políticos que alguna vez fueron prominentes y ahora están ampliamente desacreditados. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ocupó la presidencia durante 71 años, la mayor parte del siglo pasado, y su regreso a la presidencia en 2012 con Enrique Peña Nieto resultó desastrosa.
El Partido Acción Nacional de Gálvez, de derecha, que puso fin al control político federal del PRI en las elecciones de 2000, decepcionó en gran medida a los mexicanos en los 12 años que ocupó la presidencia. El más débil de los tres de esa alianza, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), llegó a ser el principal movimiento izquierdista del país hasta que López Obrador rompió con ese partido y atrajo a la mayoría de sus simpatizantes.
VOTAR BAJO LA LUPA
Los votantes entrevistados por Puente dicen que la inseguridad sigue siendo una de sus principales preocupaciones. Pero no ven un final inmediato ni una solución viable. La violencia simplemente se ha convertido en parte de la vida cotidiana de los 130 millones de habitantes del país.
La violencia criminal, que alguna vez fue alimentada por el tráfico de narcóticos a usuarios estadounidenses, ha aumentado drásticamente en las dos décadas transcurridas desde que los presidentes del PAN de Gálvez lanzaron una campaña militar contra los criminales y que el presidente Felipe Calderón llamó la guerra contra el narcotráfico.
Cientos de miles han sido asesinados y muchos miles más han sido desaparecidos y, de algunos, se presume que han muerto. La extorsión, el robo de combustible, el contrabando de personas y otras actividades se han sumado a los narcóticos como fuentes de ingresos de los mafiosos.
Aunque ha mantenido a los militares en la lucha, los asesinatos han promediado unos 30.000 al año bajo el sexenio de López Obrador, lo que convierte a su administración en la más sangrienta de este siglo. A pesar de eso, el presidente goza de una aprobación de 70 %, de acuerdo con la encuesta de Puente, lo que sugiere que se está librando en gran medida, de la culpa por la violencia.
López Obrador dejará el cargo el próximo 1 de octubre.
La influencia de los gángsters en la política, especialmente a nivel municipal y estatal, se refleja en los asesinatos que han manchado las campañas de este año. Unas tres docenas de candidatos de todos los partidos han sido asesinados. Muchos más han abandonado sus aspiraciones por miedo.
"La violencia se ha convertido en algo normal para nosotros", dijo Alejandra Ornelas, de 28 años, una trabajadora de una fábrica en Mexicali entrevistada por teléfono. "Hoy en día nunca se sabe dónde se pueden encontrar cadáveres de camino al trabajo. Tal vez en la carretera, o al lado de un canal. Tiene que haber un castigo".
Aun así, dijo Ornelas, Sheinbaum estaba ganando su voto.
"Por el dinero que Morena da para ayudarnos", explica Ornelas, señalando con la cabeza las dádivas en efectivo y otros subsidios a los más necesitados de México, un baluarte de las políticas de López Obrador.
En otras partes del lado mexicano en la frontera con Estados Unidos, algunos encuestados guardaron silencio cuando la conversación giró en torno a la amenaza criminal.
"Responder a esa pregunta puede hacer que nos maten", explicó un votante en Reynosa, una ciudad con altos índices de violencia al otro lado del Río Bravo, frente a la ciudad de McAllen, en el sur de Texas.