Educadores bilingües, una necesidad no reconocida
A medida que el número de estudiantes de inglés aumenta en las escuelas públicas de Estados Unidos, también incrementa la necesidad de educadores multilingües. Pero, ¿qué se necesita para llenar estos puestos claves en los salones?
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Una escasez continua de maestros y maestras de educación bilingüe en las escuelas públicas en Estados Unidos podría afectar el futuro educativo de millones de estudiantes. Algunos educadores dicen que les encanta su profesión, pero se sienten frustrados por la falta de recursos y asistencia que reciben.
“Lo único que te dan son libros porque te tienen que dar el libro, los libros de texto. Amo mi trabajo y lo hago por los niños”, dice Nancy Nieves Figueroa, quien ha enseñado desde 1990, gran parte de ese tiempo en el campo de la educación bilingüe.
Más de la mitad de los estados del país tienen insuficientes educadores bilingües y muchas de las escuelas afectadas están ubicadas en distritos donde la necesidad es mayor, según un informe de 2021 publicado por la Comprehensive Center Network (Red de centros integrales), un proyecto nacional que ofrece asistencia técnica a las agencias educativas estatales, los distritos escolares, así como a los legisladores. El informe concluye que no solo la “compensación inadecuada o incentivos inadecuados” es un factor, sino también los “obstáculos en el reclutamiento, la capacitación, la certificación, la retención de maestros” y las “malas condiciones de trabajo”.
En Estados Unidos, la educación bilingüe es un método de enseñanza de contenidos académicos en dos idiomas: la lengua materna del estudiante y el inglés. La cantidad de contenido —o materias como matemáticas, ciencias, estudios sociales, etcétera— que se enseña en uno u otro idioma, depende del modelo utilizado y de los requisitos de cada uno de los estados para la instrucción de los estudiantes de inglés, que varían ampliamente en todo el país. Según el Centro Nacional de Estadísticas de Educación (NCES, por sus siglas en inglés), tienen poco más de cinco millones de estudiantes de inglés en las escuelas estadounidenses , y la Asociación Nacional de Educación (NEA, por sus siglas en inglés) espera que esa cifra siga aumentando. El español es el idioma más común entre estos estudiantes, y aunque los investigadores han sugerido durante mucho tiempo que la mejor manera de alcanzar la competencia académica es por medio de la educación bilingüe, los puestos de docentes de inglés figuran entre las tres principales vacantes en las escuelas a nivel nacional, junto con los de educación especial y computación, según el NCES.
En la actualidad, Nieves Figueroa enseña en la primaria Charles D. Wyche, una escuela pública en Miami Gardens, Florida, donde casi el 88% de los estudiantes son hispanos, según el NCES, y el 90% de todos los estudiantes están clasificados como “económicamente desfavorecidos”, según la revista U.S. News & World Report. Nieves Figueroa, que gasta su propio dinero en comprar el resto de los materiales escolares, dice que su esposo a veces cuestiona esos gastos, pero ella agrega: “Quiero ayudarlos. Amo mi trabajo y amo a los niños. Nunca pienso en el dinero”.
Intentando cerrar las brechas salariales y de certificación
La NEA calcula que el 90% de educadores usa su propio dinero para comprar materiales escolares, entre $500 y $750 anuales
En general, el profesorado en las escuelas públicas cobra salarios más bajos que sus pares con educación universitaria en otras profesiones, lo que explica en parte por qué hay escasez de maestros de educación bilingüe. En Florida, por ejemplo, el salario anual promedio de un maestro de educación bilingüe es de $39,287, según Zip Recruiter; y en la ciudad de Nueva York, el sistema de escuelas públicas más grande del país, el salario promedio es de $58,290. A nivel nacional, la mayoría de los salarios de los maestros de educación bilingüe oscilan entre $45,000 y $62,000 anuales.
Un informe de la organización sin fines de lucro The Century Foundation revela que los adultos jóvenes bilingües del país tienen más probabilidades de provenir de hogares de bajos ingresos y que existe un mayor desincentivo financiero para dedicarse a la educación como profesión. Para cualquiera que tenga en cuenta el costo de la educación universitaria, incluso antes de conseguir un trabajo, y que tarde más en obtener el título debido a consideraciones financieras, una carrera en el campo de la educación puede parecer aún menos atractiva.
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Matt Sugrue es un subdirector de la secundaria Elgin, en un suburbio de Chicago que lleva el mismo nombre. Según Sugrue, el 80% de los estudiantes en la escuela son hispanos (el término que utiliza el centro para hacer un seguimiento demográfico) y, entre ellos, el 40% son estudiantes de inglés. Además de la compensación económica, Sugrue ve otros desafíos que limitan la cantidad de maestros bilingües que desearía tener en su escuela.
“Tenemos varios educadores que llevan mucho tiempo en plantilla, que tienen las habilidades del idioma (español), e incluso de los contenidos, pero no tienen la certificación oficial de Illinois, que puede ser un proceso complicado”, dice.
Para enseñar inglés a los nuevos estudiantes en la escuela secundaria, la Junta de Educación del Estado de Illinois exige que los educadores obtengan una certificación especial, incluyendo un examen de tres horas llamado: “Inglés como un nuevo idioma”, realizado en inglés. Sugrue expresa su frustración por esta parte del proceso. Dice que en su plantel hay educadores interesados en enseñar a estos estudiantes, pero su dominio del inglés no alcanza el nivel necesario para pasar el examen. Por eso, se convierten en sustitutos a larga duración. Sugrue dice que estos maestros conocen el contenido de las materias escolares en español, pero incluso si la clase se impartiera toda en español, no se les permitiría enseñarla como personal de planta en una escuela en Illinois, porque el examen de certificación requiere una comprensión del inglés escrito y hablado a nivel nativo, algo que estos profesionistas no tienen.
“Honestamente, el mayor obstáculo que veo entre mis educadores es que usualmente provienen de países en los que no han estado muy expuestos al inglés, y para obtener una certificación, necesitas aprobar (el examen) en inglés. Necesitas ser bilingüe. Entonces, tenemos sustitutos de larga duración que en definitiva hablan el español con fluidez e incluso han trabajado en la enseñanza; uno de ellos era abogado en Venezuela, pero sus habilidades en inglés no están lo suficientemente desarrolladas en este momento como para poder tomar ese examen y pasarlo en inglés”, dice Sugrue.
Según la Asociación Nacional de Educación, parte de la razón de la escasez es el proceso de certificación, que suele variar mucho de un estado a otro, y ha recomendado cambios para mejorar los resultados de contratación y retención de educadores. Algunos estados están estudiando varios métodos, como establecer la reciprocidad de la licencia para los educadores que se mudan a otra parte del país y agilizar el proceso, en especial para los profesionales de otros campos interesados en un cambio de carrera o los que pronto se graduarán de la universidad.
Además, la organización The Century Foundation considera que muchos programas de entrenamiento para educadores tienden a ser “costosos de seguir, monolingües en su enfoque, e inflexibles”, lo que los hace menos atractivos para los profesionales bilingües que estén considerando ingresar al campo de la educación.
En busca de soluciones
Como estudiante de posgrado en la Universidad de Connecticut, el secretario de Educación de Estados Unidos, Miguel Cardona, se centró en la educación bilingüe y bicultural. Dice que eso le permitió ser un mejor maestro a lo largo de su carrera como educador, antes de unirse al gabinete del presidente Joe Biden en 2021. “Me ayudó a identificar un área de necesidad en la profesión y (después de la facultad de posgrado) elegí quedarme en el salón de clase regular para que los estudiantes no latinos vieran a un latino que estaba en un salón como ese. Pero cuanto más tiempo pasaba en la profesión, más me daba cuenta de que también quería ayudar a los estudiantes latinos. Así que me desempeñé como director de una escuela que tenía un programa de educación bilingüe y realmente pude usar mi maestría en el desarrollo del programa y de políticas ahí”, dice en una entrevista con palabra.
El secretario Cardona añade que una de sus prioridades ha sido cambiar esa “mentalidad” que subestima la profesión docente y a las personas que no hablan inglés, respaldando los esfuerzos para ayudar a cerrar la brecha con el fin de reclutar, capacitar y retener a los maestros de educación bilingüe. “Debemos valorar más a nuestros educadores e identificar que los maestros de otro idioma, los maestros bilingües, son un área de escasez y algo que tenemos que abordarlo con mucha intención”, dice.
La Casas Blanca ha destinado una cantidad significativa de fondos y solicitudes de fondos a programas que ayudan a que más personas se incorporen a la educación bilingüe, según Cardona. Lo que incluye una inversión de 940 millones de dólares en los programas de adquisición del idioma inglés para ayudar a los estudiantes multilingües, junto con 72 millones de dólares para que las escuelas contraten a más educadores bilingües. Esto también incluye dinero para que los estados financien programas de formación, certificación y apoyo a los profesionales de otros campos que estén interesados en convertirse en maestros y maestras de educación bilingüe a atravesar un proceso de certificación acelerado. “Tenemos un largo camino por recorrer porque se ha descuidado durante mucho tiempo, pero creo que con la mentalidad adecuada y financiación adicional, y esfuerzos continuos a nivel federal, podemos ir por el camino correcto”.
Según Cardona, la administración está contraatacando a quienes no apoyan estos esfuerzos y está lista para brindar “asistencia técnica cuando sea necesaria y amonestación cuando haga falta”, haciendo referencia a Tom Horne de Arizona y señalando que “tenemos un secretario de educación estatal que no está a la altura de los tiempos y no reconoce lo importante que es promover el bilingüismo”. El año pasado, el Superintendente de Instrucción Pública de Arizona presentó una demanda para impedir que los distritos utilizaran un modelo 50-50 de aprendizaje de doble inmersión (medio día en inglés y medio día en español), diciendo que violaba la Propuesta 203 del estado que ordena la instrucción solo en inglés. Un juez desestimó recientemente esa demanda.
‘Durante demasiado tiempo en el ámbito educativo hemos tratado a los estudiantes y a las familias que llegan con un idioma o una cultura diferente como si tuvieran un déficit. Ahora estamos dándole la vuelta a esa idea y diciendo que es un superpoder, un don’.
“Es una historia de dos visiones para nuestro país”, dice Cardona, y señala que el Departamento de Educación de la administración Biden, bajo su liderazgo, está brindando más apoyo a los programas de educación bilingüe, incluso en estados donde los políticos no están de acuerdo.
En 2022, su agencia otorgó casi $120 millones en fondos a instituciones universitarias para apoyar a los educadores de estudiantes de inglés por todo el país, durante cinco años. En una declaración en ese momento, el secretario destacó que el programa también "nos ayudaría a desarrollar una fuente de educadores diversos y talentosos que puedan ayudar a más estudiantes de inglés a desarrollar sus propios superpoderes bilingües y multilingües".
Reconociendo a los líderes bilingües actuales y a los del futuro
Carol Banega es una nueva maestra de educación bilingüe que dice haberse beneficiado de los programas que ofrecen asistencia, especialmente a los educadores como ella que recién comienzan. Banega se graduó de la Universidad Internacional de Florida (FIU, por sus siglas en inglés) en 2023, una universidad que recibió más de $2 millones de la financiación del programa de Cardona. Está a punto de comenzar su segundo año como maestra de educación bilingüe en la escuela primaria Wyche en Miami Gardens y describe su primera experiencia de maestra profesional ahí como "increíble". Si bien reconoce que enfrentó algunos desafíos, dice que se sintió apoyada por la administración. "A veces era difícil aprender el plan de estudios, pero había personal del plan de estudios bilingüe del distrito que venía y me ayudaba, ya que yo era maestra de primer año y 17 de mis 18 estudiantes eran estudiantes principiantes de inglés como segundo idioma", dice.
Banega menciona que le sorprendió lo mucho que sus estudiantes habían podido mejorar sus habilidades en el inglés; más de la mitad de su clase había alcanzado el nivel del grado al final del año escolar, dice. La maestra señala que en su salón los estudiantes tenían oportunidades de aprender unos de otros. “Como algunos estudiantes podían ponerse al día más rápido que otros, se adelantaban y ayudaban a los otros estudiantes que realmente no habían llegado allí todavía”, comenta. “Fue muy dirigido (por mí), pero al final, fue una mezcla de ambos, (donde) los estudiantes enseñaban a otros estudiantes y cosas así”. Agregó que también aprendió de ellos. “Hablo con fluidez (el español), pero no tanto como ellos. Me crié con solo español en mi casa, pero mis padres trabajaban mucho. Terminé aprendiendo un par de palabras nuevas de mis estudiantes, ya que su vocabulario era mucho más amplio que el mío”, dice. “¡Fue muy interesante!”
Banega dice que “definitivamente” se quedará en la profesión y está pensando en pasar un verano enseñando en Honduras, el país natal de sus padres, para mejorar su español y poder ser aún más útil para sus estudiantes en Estados Unidos.
“Si logro hablar un poco más de español con fluidez y aprendo cómo enseñan a los estudiantes hispanoparlantes (en Honduras), siento que puedo volver y usar eso en mi clase. Tuve muchos estudiantes (y padres) que se sintieron aliviados cuando supieron que hablaba español, así que definitivamente es algo positivo. Muchos de estos niños realmente no se veían representados (en personas que están en puestos de liderazgo, como los maestros) y tienen miedo de quedarse atrás”.
Banega dice que su escuela tiene escasez de maestros bilingües, lo que hace que los padres se preocupen por el progreso académico de sus hijos. “Muchos padres me dijeron: ‘El año que viene, no estoy segura de si mi estudiante va a tener un maestro que también hable español’. Algunos me preguntaron si iría al segundo grado con sus estudiantes. Y yo les dije: ‘No…’”. Ese año cambió de enseñar primero a quinto grado.
Un informe del Departamento de Educación revela que menos del 14% de los maestros de educación desde preescolar hasta la secundaria hablan un idioma distinto al inglés en sus hogares, mientras que la cifra en estudiantes rebasa el 20%. En algunos estados con una alta población latina, el contraste entre el grupo étnico de los educadores y los estudiantes es notable. En California, por ejemplo, un estado donde los latinos representan el grupo étnico más grande con un 40% de la población, solo el 21% de los maestros y maestras de escuelas públicas de educación preescolar a secundaria son hispanos, por debajo del 55% de la población estudiantil. Aunque por muy poco, ahora los hispanos en Texas superan a los anglosajones en el total de la población: 40.2% a 39.8%. Según la organización Education Trust, la brecha en ese estado entre educadores no latinos y estudiantes latinos se parece a la de California: el 52.5% de los estudiantes de educación preescolar a secundaria son latinos en comparación con el 27.6% del personal docente.
En Florida, casi el 27% de la población es hispana y casi el 70% en el condado de Miami-Dade, donde el 30% de los empleados de las escuelas públicas se identifican como hispanos o latinos, en comparación con casi el 74% de los estudiantes.
Según Bernadette McDonald, una maestra veterana de Puerto Rico, para los estudiantes es crucial tener a alguien que se parezca a ellos y hable como ellos.
Los niños ven a alguien que los entiende y a quien pueden admirar, y sus padres les dicen: ‘Oye, si sigues estudiando puedes tener tu propia carrera como tu maestra. Eso hace una gran diferencia”, dice McDonald, quien ha sido maestra de educación bilingüe durante más de 20 años en las escuelas públicas de Miami-Dade.
El secretario Cardona dice que esa es exactamente la razón por la cual la educación bilingüe es tan importante.
“Lo resumiría en una sola palabra: reconocimiento. Reconocimiento de nuestra experiencia vivida, de nuestra riqueza cultural. Durante demasiado tiempo en el ámbito educativo hemos tratado a los estudiantes y a las familias que llegan con otro idioma o cultura como si tuvieran un déficit. Ahora estamos dándole la vuelta a eso y diciendo que es un superpoder, un don”, dice.
El grupo sin fines de lucro Workforce Essentials dice que hablar más de un idioma es una ventaja económica: las personas bilingües ganan entre un 5% y un 25% más que aquellos que hablan un solo idioma.
“Entonces, (hay que) reconocer lo que los estudiantes ya aportan y el reconocimiento de que son bilingües, multilingües, biculturales, que su capacidad cognitiva es mayor, su potencial económico es mayor, su capacidad para desenvolverse en el mundo de los negocios internacionales es mayor. Creo que durante demasiado tiempo hemos minimizado su importancia y simplemente lo estamos volviendo a sacar a la luz”, añade Cardona.
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